El Fotolog le regaló sus 15 minutos de fama

Abraham se convirtió en el flogger más popular de Tucumán, su página recibe 100 visitas diarias y muchos adolescentes lo imitan. Estudia en el Instituto Técnico de la UNT y sostiene que su vida es normal. Un "look" característico.

EN SU HABITAT. Abraham se hizo conocido entre los adolescentes tucumanos gracias a las fotos que sube diariamente a su flog personal. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO EN SU HABITAT. Abraham se hizo conocido entre los adolescentes tucumanos gracias a las fotos que sube diariamente a su flog personal. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
01 Septiembre 2008
Cuando camina por el centro, Abraham Daruich no puede avanzar 10 pasos sin que una jovencita lo salude o lo reconozca. "Muchas veces veo que hacen comentarios en voz baja mientras me miran y algunas hasta se acercan a saludarme", cuenta el adolescente que el sábado cumplió 17 años. El se define como flogger. Pero no es un miembro más de esta tribu urbana: es el flogger más famoso de Tucumán.
A fines de 2006, Abraham descubrió que en una página de internet podía subir fotos, escribir sus memorias y conocer a otros cybernautas que utilizaban el mismo servicio de forma gratuita. Unos meses más tarde se transformó en usuario de Fotolog, una página similar pero que era más visitada que la anterior. En ese momento, su vida cambió.
"Me hice famoso por ser uno de los primeros en tener un flog. Nada más", cuenta el joven que, por día, recibe 100 comentarios de usuarios de Fotolog (el máximo permitido por ese servidor). Es que, según dice, más allá de ser flogger, es un chico como cualquier otro: vive con su mamá, su papá, dos hermanos; estudia en el Instituto Técnico de la UNT; después de clases le gusta pasear por el centro y los fines de semana sale con sus amigos y amigas.
El fenómeno flogger se hizo conocido a fines del año pasado en Buenos Aires y no tardó en llegar a Tucumán. Dentro de la categoría flogger entran los jóvenes de entre 13 y 20 años que se relacionan por medio de flogs (páginas personales que desde servidores gratuitos como Fotolog o Metroflog permiten subir a la web fotos propias y esperar que otros las miren y dejen comentarios, "firmen", en el léxico flogger). Abraham cuenta que sí le gusta ser conocido, pero reconoce que él sube fotos como las de cualquier otro flogger. "Pongo imágenes mías, con cualquier fondo, y añado una frase que me gusta o cuento lo que me pasó ese día", detalla.
Desde que abrió su espacio, intenta mantener el ritmo y subir una foto por día, para que su flog no quede desactualizado. "Además, así la gente está pendiente de tu flog, lo visita más y eso te da la posibilidad de conocer chicos como vos, que te entienden más que los otros", explica Abraham. Pero admite que, a la hora de elegir novia, prefiere una chica que no tenga nada que ver con ese mundo porque le parece "más interesante".

Un recuerdo
Los domingos, a las 19, Abraham se reúne con otros floggers en el shopping El Portal. "Somos todos amigos. Pero también hay quienes no nos quieren", aclara.
Abraham sabe que el fanatismo por el Fotolog forma parte de una etapa de su vida. Y reconoce que, dentro de unos años, cuando se reciba de arquitecto y forme su familia, su adolescencia será un recuerdo de cuando fue "el flogger más famoso de Tucumán".

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