"La noche de Tucumán dejó de ser lo que era", se queja con bronca Gerardo Abdelnur, propietario del pub Nómade (avenida Aconquija al 2.700, en Yerba Buena).
El empresario cuenta que para habilitar su local debió cumplir con todas las exigencias en cuanto a seguridad, y también de contaminación sonora. "No sé si es más fácil o no sacar los permisos en Yerba Buena, pero hice todo lo que me pidieron", aclara, y cuenta que para no afectar a los vecinos, optó por estilos musicales más bien tranquilos, como el reggae, el pop, la salsa o el rock.
Los problemas para Abdelnur empezaron el 12 de mayo de 2006, cuando se impuso el tope horario a las 4AM. "Después de eso, que fue terrible, el control de alcoholemia me afectó muchísimo, como a todos los comerciantes de Yerba Buena; creo que a mí más, porque el mío no es un restaurante sino un pub -apuntó-. Es impresionante cómo se redujo la afluencia de público a toda la ciudad. De todos modos, no pienso cambiar de rubro y sigo para adelante".
El empresario dice que llevar bandas a su local es medianamente redituable. Depende del grupo. "Se está cortando la cuerda de la continuidad, y ya no conviene tanto como antes. El lugar está bueno, pero la situación es dura, está todo frenado o para atrás, y es muy difícil trabajar así", opinó.
"El Estado debería garantizar la libertad de circulación, porque vivimos en un estado de sitio en el que nadie se puede mover tranquilo. Sería bueno que nos dejen trabajar aunque sea hasta las 5 de la mañana", reclama Abdelnur, y considera que las leyes que cuestiona ya demostraron ser contraproducentes a nivel social y económico.