“La sala marcha bien. Estamos dando turnos para agosto, porque ya tenemos todo completo”, cuenta Ernesto Klass, periodista y uno de los responsables de la programación de El árbol de Galeano (Rivadavia 435).
Eso, dice, demuestra que la falta de lugares para shows musicales en vivo es real. “Cómo se sale de esto, no sé. Creo que tanto la esfera privada como la estatal deberían involucrarse más”, asegura el promotor cultural.
Esta sala se abrió recientemente con una gran inversión en la adecuación del edificio, y en equipos de sonido y luces. “Las condiciones son ventajosas para los grupos, porque la sala se queda con el 30 % de la boletería, y los músicos sólo deben pagar un plus del sonido de $ 70, algo que no existe en el mercado actual”, enfatiza Klass.
El local en sí, comenta, no está dándoles ganancias a sus dueños, aunque sí se incrementó el consumo en el bar que funciona allí.
En El árbol de Galeano entran 80 personas sentadas, y la oferta está abierta a todo tipo de producciones artísticas (también hay espacio para muestras de plástica y fotografía). Klass cuenta que además de teatro, son los grupos de rock y de pop los que más sacan turno.