"Vivimos con el corazón en la boca"

"Vivimos con el corazón en la boca"

Los vecinos reconocen que sufren una psicosis generalizada en ese sector de la capital.

29 Abril 2008
"Desde hace dos meses vivimos con el corazón en la boca. Antes los chicos podían jugar tranquilos en la vereda, pero ahora tratamos de que siempre haya algún vecino cuidándolos. Esto es espantoso", dijo María Luisa Ramírez, del barrio Alejandro Heredia, cuando se le consultó sobre el accionar del violador serial en la zona.
Los vecinos están aterrados. Sobre todo aquellos que tienen hijas. En Villa Angelina ya sufrieron dos ataques similares, y se ha desatado una psicosis entre los padres. "La Policía nos dice que están buscando, pero hasta ahora no hubo resultados", dijo Mario Cristóbal. El hombre conjeturó que el agresor tiene que vivir en las inmediaciones. "Evidentemente conoce bien la zona. Incluso sabe si los chicos van a tal o a cual almacén a hacer las compras. Tiene que ser un tipo sádico", afirmó.
Lucrecia Guevara afirmó que les prohibió a sus hijas que hablen con extraños y que si alguien que ella no conoce se le acerca tienen que gritar. "Hay una alerta general entre todos. Nos pusimos de acuerdo para que alguno de los adultos de la cuadra esté siempre vigilando", indicó. José Luis Carrizo dijo que nunca habían sufrido una experiencia similar. "Uno puede estar expuesto a que lo asalten. Te diría que es lo más ?normal?, pero no a una cosa así. Además, tenemos miedo de que a la próxima criatura que agarre la termine matando", señaló. "La única forma de que recuperemos la tranquilidad es que lo detengan y nos confirmen que él es el que estuvo haciendo estas cosas horribles", dijo Cristina Rodríguez. Con ella coincidió Marta Noriega. "Todos los días llamo a la comisaría para saber si lo detuvieron. Lo que estamos pasando es horrible", afirmó.
Es tanto el miedo que tienen los vecinos que -afirman- están dispuestos a hacer cualquier cosa si ellos atrapan al pervertido. Al adolescente que detuvieron el viernes, al que algunos sindicaron como el autor del secuestro, estuvieron a punto de apuñalarlo; de no ser por la intervención de la Policía, lo habrían logrado.

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