El fútbol tucumano se vistió de luto por el fallecimiento de un ex jugador que brilló en las décadas del 50 y del 60: Héctor Epifanio "Lito" Ortega murió el domingo, a los 72 años. Estaba casado con Blanca, una colombiana a la que conoció en su paso por Santa Fe de Bogotá y era padre de tres hijos: Héctor, Raúl y Marysol. Surgido en Central Córdoba, donde comenzó a cimentar su prestigio y transcurrió gran parte de su carrera, reforzó al Atlético campeón nacional en Quequén (1960), y jugó también en Lanús, San Martín, Santa Fe de Bogotá, Altos Hornos Zapla y los combinados federacionistas. En todos ellos dejó su estela goleadora y, en quienes lo conocieron, el recuerdo imborrable de un crack que también se distinguió por sus cualidades humanas.