Golpear primero, gobernar después

Golpear primero, gobernar después

Análisis. Por Fernando Murat - DyN.

08 Enero 2008
BUENOS AIRES.- Mauricio Macri realizó un movimiento rápido y simultáneo en su decisión de reestructurar el funcionamiento en áreas claves de la Ciudad de Buenos Aires, con una táctica que afectó recursos económicos y políticos, pero ahora deberá imaginar una estrategia con fórmulas de consenso. Tras el doble movimiento en que el jefe de Gobierno ordenó la cancelación de contratos y la intervención de la obra social, y explicitó que avanzaba en la disolución del financiamiento político con recursos públicos, las partes quedaron niveladas.
Ahora todos necesitan una mesa de negociaciones: Macri precisa sentarse con el gremio municipal; transformar en acuerdo lo que apareció como enfrentamiento, y reconocer que gobernar es más que gerenciar. El gremio sabe que debe transitar otros caminos, porque el Gobierno porteño jugó antes de decir cuál era el juego o al menos avisó, pero no fue escuchado. Las dos partes deben saber reconocerse en aquello que las refleja y ninguna de ellas habló con claridad de esos reproches. La Ciudad debe iniciar el camino para desandar la acumulación de nichos de corrupción y prebendas; generación de empleos fantasma para corresponder favores políticos, y administración al menos oscura de recursos públicos. Son pocos los grupos sociales que soportan la presión incesante de un gobierno que llega con un caudal electoral alto y capital suficiente para realizar gastos políticos en el primer tramo de gestión, pero también son pocos los gobiernos que soportan la prolongación en el tiempo de un conflicto que puede tomar el ritmo cada vez más acelerado de su deterioro. La táctica es golpear y esperar, pero la estrategia es acordar, y ambas forman parte de la misma moneda que jugó Macri.
Los gremios aprendieron que el jefe de Gobierno y su gestión pueden requerir más esfuerzos que agitar el pasado o poner a Moyano en la calle a recordar los 90, como si sus aliados en la Casa de Gobierno viniesen de otro tiempo. Pero Macri debe saber que el campo político es mucho más complejo de lo que quizás imagina.

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