La mayoría de los picadores empieza en las carreras por entretenimiento y el primer paso es preparar sus vehículos para correr, o tunnearlos, es decir personalizarlos con accesorios y mejorar el funcionamiento de los motores para desarrollar más velocidad.
Sobre el origen del tunning hay varias versiones. Las principales indican que comenzó en Europa, especialmente en Alemania, entre las décadas del 60 y 70. Otras versiones señalan que la personalización de autos se popularizó en Estados Unidos durante los años 50.
En la actualidad el estilo más influyente es el norteamericano que se destaca por las modificaciones en el motor, accesorios en el interior, suspensión, carrocería, pintura, equipos sofisticados de audio y DVD, entre otros cambios.
La personalización de autos se expandió en muchos países del mundo y alcanzó también a las motos. El entretenimiento congrega una gran cantidad de fanáticos, prensa especializada, tiendas de accesorios y exhibiciones.
Preparar una moto para correr demanda unos $2.500, según César Carrizo, de un local de repuestos ubicado en la avenida Sáenz Peña 729, e incluye la incorporación de un árbol de leva para competición, agrandar la tapa de cilindros, e instalar un carburador más grande, entre las principales modificaciones.
Ariel Peñalva, de un negocio de repuestos de la avenida Belgrano 1990, explica que la potenciación del motor puede hacer que una motocicleta de 90 cc -una de las más populares entre los picadores-, que en condiciones normales alcanza los 80 km/h, desarrolle entre 110 y 120 km/h.
En los autos, el tunning se puede ver en el interior o exterior de los vehículos y, desde luego, en los motores. Mejorar la aceleración de un auto puede costar entre $10.000 y $12.000. Las principales modificaciones se hacen en el árbol de leva, la tapa de cilindros y los pistones.
Los equipos de audio son otras de las debilidades en el tunning. En el caso de las motos, instalar una potencia y los parlantes cuesta desde $400.
En los autos, los sistemas de sonido requieren stereos que van desde $500, con potencias de $ 1.000 y parlantes de $1.200, hasta pantallas de DVD que cuestan desde $3.500 con potencias de $3.000. LA GACETA ©