"Hay normas que las prohíben, pero no se aplican"

Un experto en educación vial asegura que no hay voluntad de las autoridades para resolver el problema de las competencias callejeras. Revelan que entre el 60 y 70% de los ingresos al Hospital Padilla se producen por accidentes de motos.

23 Noviembre 2007
Según en el artículo 297 del Código de Tránsito de la Municipalidad de la capital, las carreras en la vía pública están prohibidas y se las considera una falta grave. La norma establece penas que van desde el secuestro del vehículo por 60 días, la suspensión del carnet y multas desde $270 hasta $916.

El especialista en educación vial, Alejandro Llanes Navarro señala que Tucumán está adherida a la Ley Nacional de Tránsito (24.449), que prohíbe las picadas callejeras. “Además de la Ley Nacional, la provincia tiene su propia norma, pero no se aplica ni una ni otra, lo que demuestra que no hay voluntad política para solucionar el problema”, señala el experto.

El concejal de la Capital, José Luis Avignone (UCR), que integra la comisión de Tránsito, afirma que tendría que haber una acción conjunta entre la Policía de Tucumán y la Municipalidad para que los controles a las picadas sean eficientes.

Avignone resalta que no hay criterio para organizar los operativos de control y que las normas se aplican a medias.”La Municipalidad tiene su propio Código de Tránsito pero no se aplica. A los picadores deberían pedirles el registro y los papeles y, si no los tienen, secuestrarles las motos. Pero falta la decisión política para llevarlos a cabo”, afirma Avignone.

Las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza son las únicas que no están adheridas a la Ley Nacional de Tránsito, según señala el director del Instituto de Seguridad y Educación Vial, Eduardo Bertotti.

Solución de fondo
La idea de organizar las picadas en un lugar seguro parece ser la solución. Reforzar los controles también ayudaría a reducir la cantidad de accidentes en la vía pública a causa de las carreras.

El director de Emergencias del Siprosa, Juan Masaguer, reconoce que no hay un registro de los accidentes provocados por picadas y asegura que es difícil confeccionar estadísticas concretas porque no se denuncian como picadas, debido a que es una actividad ilegal.

El emergentólogo revela que entre el 60 y el 70% de las ingresos en el Hospital Padilla se producen por accidentes de motos. “Hace 10 años era de un 30 a 40%. Este incremento se debe al aumento de la cantidad de motos que circulan en Tucumán”.

Los consultados por LA GACETA coinciden en que la presencia del Estado es clave para resolver el problema y proteger la vida de los jóvenes que corren picadas y la del resto de los ciudadanos que circulan por las calles.

Masaguer señala que si se legalizan las picadas podría reducirse esta práctica en la vía pública, pero será necesario reforzar los controles. “Los chicos se las conocen todas: cuando escuchan una sirena se van inmediatamente. La adrenalina también los lleva a disfrutar de esquivar a la Policía“, expresa el emergentólogo.

Bertotti propone que las picadas se hagan en circuitos cerrados, con las condiciones adecuadas de seguridad. “No importa si la iniciativa proviene del Estado o del sector privado. Pero si se fija esa política, se pueden erradicar las picadas de la vía pública“, advierte el especialista.

La intervención del Estado para resolver el problemas de las picadas es otro aspecto que mencionan los especialistas. Llanes Navarro considera que los gobernantes deberían intervenir activamente para encontrar una solución.

“Es necesario contener a estos jóvenes y brindarles una solución: hay que generar un espacio adecuado y seguro para que los chicos pueden desplegar sus habilidades como conductores”, propone el experto.

“La mayoría de las carreras de hacen de noche, en lugares sin gente y fuera de cualquier control, como si fueran delincuentes. Por eso es necesario atraerlos, conocerlos y ofrecerles una solución que contenga ese impulso”, sugiere Llanes Navarro.“El tráfico es una demostración de cómo somos: la agresividad, la mala educación, son rasgos que aparecen en la calle como en la sociedad”, agrega.

Falta educación vial
Según un relevamiento del Siprosa, en Tucumán se producen 800 choques mensuales, en diferentes vehículos, con o sin víctimas, y el 30% ocurre en esquinas con semáforos.

Masaguer, señala que esos datos demuestran que los conductores no respetan las normas de tránsito. “Puede ser por ignorancia, pero también desidia de parte de los automovilistas y motociclistas para cumplir las reglas de circulación”, dice Masaguer.

Otro problema vinculado al incumplimiento de las normas de tránsito es el de los exámenes para entregar las licencias de conducir.

Llanes Navarro, explica que en Tucumán estos exámenes son insuficientes. El especialista confeccionó un Manual para Conductores, que se distribuyó en varios colegios de Tucumán, y un modelo de evaluación para entregar las licencias.

“Nuestra propuesta consiste en una prueba teórica de 39 preguntas y otra práctica, donde el aspirante debe conducir en diferentes situaciones, de día y de noche, y con distintos vehículos”, explica el profesor, cuyo trabajo está inspirado en los exámenes que toma la Dirección de Tránsito de Madrid, en España.

El especialista y docente universitario sostiene que la clave para mejorar los problemas en el tránsito es la educación vial. “En 2000, nosotros presentamos la propuesta del manual a las autoridades educativas de la provincia, pero nunca hubo respuesta”, se lamenta Llanes Navarro.

“Nuestro Manual para Conductores contiene información para que los docentes pueden enseñar Educación Vial en las escuelas. Estamos trabajando con colegios de Yerba Buena, para incorporarlo al proyecto educativo”, relata el experto.

La incorporación de la Educación Vial en las escuelas es otra de las claves para mejorar la circulación de vehículos y peatones.

Florencia Marchese, que en diciembre de 2006 perdió a su madre y su hermano que fallecieron al ser embestidos por un auto supuestamente preparado para picar, creó junto a un grupo de vecinos de Yerba Buena, la organización Salvate la Vida para difundir la incorporación de la Educación Vial en las escuelas.

“Nosotros tenemos dos objetivos: la prevención desde la educación y desde la concientización. Por eso, estamos trabajando con colegios de Yerba Buena que se interesaron en nuestra propuesta. También se acercó el Santa Rosa que, mediante su programa de televisión, apoyó la iniciativa”, relata la joven.

En Tucumán, durante el primer semestre de 2007 hubo 6.423 accidentes de tránsito, de los cuales 4.560 se produjeron en horario diurno, y 1.863 en horario nocturno, según el Renat (Registro Nacional de Accidentes de Tránsito). LA GACETA ©


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