Hay adictos a las predicciones

Hay adictos a las predicciones

04 Noviembre 2007
Derramar sal en el mantel y no tomar la precaución de arrojar un poco hacia atrás, por encima del hombro, sería fatal para muchas personas que se cuidan de la mala suerte. Lo mismo que pasar por debajo de una escalera. Están atentos a los horóscopos y vaticinios. Se fijan en las señales que les anuncian la dicha o la desgracia. Quieren conocer qué les depara el futuro y resguardarse del mal con la ayuda de algún conjuro. O, por lo menos, con algún sahumerio recomendado por su adivino de cabecera.
“Lo normal es que consulten una vez por mes. Pero hay personas que consultan cada 15 días, otras una vez por semana. Eso ya es casi una adicción. En cambio, está justificado en el caso de los comerciantes y empresarios que están por concretar un negocio quieren saber si les va a salir bien o no”, contó Rodi Humano, concejal de Bella Vista que practica las artes de la adivinación.
La manía de tener en cuenta las señales de la mala suerte es típica, en opinión de Humano, de la gente que no lucha por salir adelante y por crecer. “Yo trato de sacarle de la cabeza esas ideas de los malos augurios. No se puede creer que una planta o un animal sean motivo de mala suerte, porque todo lo que tiene vida en la Tierra es positivo. Por algo Dios lo ha creado. Lo que no se puede negar es que existe la posibilidad de que otra persona nos haga un mal”, admitió.
A las cosas negativas que nos suceden hay que aprender a transformarlas en positivas, según dijo el tarotista. “Uno crea la positividad en la propia vida -afirmó-. Por ejemplo, ante una sociedad discriminatoria, yo pienso que las personas que me critican no tienen asumidos sus propios defectos”.
A la actitud positiva se la puede reforzar mediante la ayuda de alguien capaz de “ponernos en positivo”, según el parapsicólogo. “Existe gente obsesiva a la que le sucede algo y se negativiza. Hay que tratar de imponerse recurriendo a la oración y a los sahumerios frutales para armonizarnos”, dijo.