Madrid.- Una intoxicación de medicamentos acabó el 27 de agosto de 1967 con la vida de Brian Epstein, que 40 años después de su muerte permanece en la leyenda de los Beatles como descubridor del grupo más célebre de la música moderna.
La atormentada personalidad del mánager de los Beatles ha sido objeto de controversias desde el momento de su muerte, que algunas versiones atribuyeron a un suicidio, si bien un tribunal estableció que el fallecimiento se produjo por una sobredosis accidental de somníferos y antidepresivos.
Las biografías sobre los Beatles conceden a Epstein un papel crucial en el éxito del grupo, pero sus más acérrimos partidarios consideran que sus méritos no han sido aún suficientemente reconocidos.
Epstein se vanagloriaba de tener la más completa selección de discos de la zona y de poder conseguir a sus clientes cualquier vinilo.
Un buen día un cliente le puso a prueba al pedir un disco llamado “My Bonnie”, interpretado por un grupo que se hacía llamar los Beatles, del que Epstein jamás había oído hablar. “Bien pude haberme olvidado del asunto, de no ser por mi norma férrea de no rechazar jamás a un cliente”, recordaría después en su autobiografía “Un desván de ruido”, publicada en 1964.
Epstein averiguó que el disco en cuestión había sido grabado en Alemania por un cantante de nombre Tony Sheridan que se había hecho acompañar de una banda de Liverpool -en efecto, los Beatles- que solía actuar en uno de los clubes de la ciudad, el entonces no conocido The Cavern.
Allí se dirigió un 9 de noviembre de 1961. Sobre el escenario encontró a cuatro muchachos vestidos de cuero que “fumaban, comían, hablaban y fingían darse bofetadas mientras tocaban”, pero que “despertaban un gran entusiasmo”. “Quedé fascinado con ellos”, confesó Epstein.
Esa fascinación ha sido interpretada en ocasiones como una atracción física del mánager hacia sus jóvenes representados, en particular hacia John Lennon, con quien pasó unos días de vacaciones en Barcelona en 1963, pero el músico siempre negó que hayan mantenido relaciones sexuales. Pocas semanas después de su primer encuentro, Epstein se convirtió en el mánager de los Beatles, a los que convenció para que cambiaran sus pantalones y chaquetas de cuero por trajes con corbata. Tras suavizar la imagen del grupo y conseguir subir su cachet, el mánager se entregó a la búsqueda de una discográfica, una tarea en la que sus contactos como vendedor de discos no le evitaron una larga serie de fracasos.
El protagonismo de Epstein disminuyó cuando los Beatles dejaron de actuar en vivo en 1966, pero su muerte, ocurrida dos meses después de la publicación del “Sgt. Pepper`s”, dejó al grupo sin timón. “Cuando Brian murió, supe que ahí acababa todo”, dijo John Lennon al recordar el impacto que la desaparición de Epstein tuvo en el grupo, que anunció su separación en 1970. (Especial)