Nueva York.- Al principio, la actuación fue para Dustin Hoffman sólo algo por lo que optó por necesidad. Había fracasado en la universidad y no quería ingresar al Ejército. “Ingresa en la actuación. Ellos no te reprueban. Es como en el deporte”, le recomendó un amigo. Hoffman se inscribió en el Pasadena Playhouse College y se convirtió en un superastro entre los actores, galardonado con dos premios Oscar y cinco Golden Globes. Hoy, este hombre pequeño y delgado, con su sonrisa un poco tímida, cumple 70 años. “No me gusta envejecer tan rápido, pero me gusta envejecer bien”, dijo recientemente.
Hoffman alcanzó la fama mundial -tras 10 trabajosos años en el teatro- con una de sus primeras películas. En la cinta “El graduado” (1967), de Mike Nichols, premiada con un Oscar, Hoffman interpretó tan bien al recién graduado Benjamin Braddock, un tímido e inseguro joven que se dejó seducir por la sensual Anne Bancroft, que le valió la primera nominación a un premio de la Academia de Hollywood. Esta película de culto de la generación del 60 es considerada un clásico del cine.
Desde entonces, el actor nacido en California demostró increíble versatilidad y capacidad para interpretar sobre todo personajes difíciles, marginales. En “Perdidos en la noche” (1968) interpreta a Rizzo, un pequeño timador neoyorquino; en la sátira de western de Arthur Penn “Pequeño gran hombre” (1970) al “carapálida” Jack Crabb, y en “Tootsie” (1982), a un actor sin trabajo que, disfrazado de mujer, se mete en varios enredos. Buena crítica también recibió “Maratón de la muerte” (1976) y el filme sobre el caso Watergate “Todos los hombres del presidente”, del mismo año, en el que Hoffman y Robert Redford interpretan a los periodistas del diario “The Washington Post” que revelan un escándalo que finalmente llevó a la renuncia al presidente Richard Nixon.
El primer Oscar le fue concedido a Hoffman en 1979 por el drama “Kramer vs. Kramer”, en el que interpreta a un hombre que es abandonado por su esposa y debe hacerse cargo de la educación de su hijo. El segundo lo recibió en 1988 por su convincente representación de un autista en el drama “Rain Man”, de Barry Levinson. Para este papel, el actor se preparó durante un año con gran puntillosidad con visitas a clínicas psiquiátricas, lo que reforzó su fama de perfeccionista. Colegas de actuación lo calificaron de testarudo. El director Sydney Pollack, que recibió por “Tootsie” el codiciado premio de la Academia de Hollywood, dijo: “devolvería de inmediato el Oscar si pudiera volver a los nueve meses de mi vida que pasé grabando con Dustin”.
Desde hace más de 25 años está casado en segundas nupcias con la abogada Lisa Gottsegen. (DPA)