En su autobiografía confesó que nació "negro" y "canalla"

19 Julio 2007
BUENOS AIRES- El propio Roberto Fontanarrosa escribió hace 10 años una brevísima autobiografía que repasaba los acontecimientos más importantes de su vida con su característica ironía y que comenzaba señalando que su nacimiento fue normal, "salvo por un detalle: el bebé resultó negro y canalla".

Esta pieza, escrita con motivo del vigésimo quinto aniversario de "Inodoro Pereyra", narra con la hilarante mirada de su autor, 54 años en la existencia del genial rosarino, que dejó su profunda huella en la cultura argentina.

La autobiografía arranca señalando que el día del nacimiento de Fontanarrosa, en noviembre de 1944, "era domingo y el parto había sido normal, salvo por un detalle: el bebé resultó negro y canalla".

"Ese mismo mes aparece la revista Rico Tipo, cuna de las osadas Chicas de Divito y exponente de una década en que la historieta y el humor gráfico argentino crecen y se consolidan", recuerda el "Negro" Fontanarrosa en el primer párrafo de su autobiografía.

Luego, recuerda que en su niñez "fue todo normal, todo común, sin catástrofe, sin privaciones terribles y sin acontecimientos sobresalientes", para añadir que "no da ciertamente para escribir una novela angustiante, ni da tampoco para una historieta".

Dice Fontanarrosa que, a los 10 años, se encontró "con su verdadero amor: la pelota", ya que "va a la cancha por primera vez a ver un partido entre Rosario Central y Tigre".

Tras resaltar su temprana inclinación por la historieta y confesarse "negado para las matemáticas, la física y la quimíca", admite que abandonó el secundario "después de repetir tercer año".

"No siento ninguna frustración por haber abandonado: al fin de cuentas soy un precursor de la deserción escolar. De esos días, el único recuerdo agradable que se conserva es el de los días miércoles al mediodía que salía del colegio para comprar en el kiosco Hora Cero. La revista fundada por Héctor Germán Oesterheld es considerada un hito de la historieta", añade.

En 1963, agrega Fontanarrosa, comenzó a trabajar "en la agencia de publicidad de Roberto Reyna y le va bien, aún a su pesar", ya que "trabajaba sin la menor convicción". "Es que siempre me pareció posible que una persona pueda comprar un vaso porque alguien se lo inculca en un aviso", explica.

"El año del Mayo francés, del asesinato de Martin Luther King y de la dictadura de Juan Carlos Onganía (1968), Fontanarrosa publica su primer chiste: un policía muestra su bastón manchado de rojo-sangre dice 'No hay ninguna duda, eran comunistas", rememora su primera incursión profesional en el humor.

Luego, su autobiografía salta directamente a 1971: "Año memorable para Rosario Central, que por primera vez, sale campeón. Gol inolvidable el que hace Aldo Poy de palomita, gracias al cual los leprosos de Newell's quedan eliminados en la semifinal. En homenaje a esa histórica jornada, Fontanarrosa escribió el cuento '19 de septiembre de 1971'".

Ese cuento, incluído luego en "Nada del otro mundo", la compilación que Ediciones de la Flor publicó en el 88, es uno de los primeros acercamientos que logra Fontanarrosa entre fútbol y literatura.

Una vez que deja atrás su etapa inicial como humorista gráfico, el rosarino recuerda el inicio de una leyenda: la fundación real de "La mesa de los galanes", del bar "El Cairo", donde "una veintena de hombres se reúnen todas las tardes y lo fantástico es que no se habla de nada importante, es la insoportable levedad de la conversación".

Mientras crece su prestigio como humorista gráfico, Fontanarrosa recuerda que en 1980, comienza a colaborar con Les Luthiers y apenas un año después publicó "Best Seller", su primera novela, que sería continuada por una quince de títulos de narrativa.

También resalta allí la aparición de la revista de historietas "Fierro", donde colabora con dos obras menos conocidas pero igualmente inolvidables: "Semblanzas deportivas", dedicadas esencialmente al fútbol, y "Sperman", las aventuras de un donante de esperma.

En 1994 podría concretar uno de sus sueños: es contratado para comentar en un diario los partidos jugados por la selección argentina en el mundial de los Estados Unidos. "Hay que decirlo: en realidad, son narrados por la Hermana Rosa, una mentalista que predice los resultados", aclara el "Negro".

A partir de entonces, Fontanarrosa no ahonda mucho más en su vida, dado que a partir de allí el reconocimiento masivo y el éxito fueron ya irrefrenables y casi la totalidad de los argentinos se rindió a sus pies, para reconocerle su múltiple talento. (NA)

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