Su larga carrera ante las cámaras ha ligado su figura a la de personajes marcados por su bonhomía, a pesar de que sus primeras interpretaciones fueron de gangsters y de malvados. Spencer Tracy es uno de los intérpretes trascendentales dentro de la historia de Hollywod.
Spencer Bonaventure Tracy nació el 5 de abril de 1900 en Milwaukee, en el estado norteamericano de Wisconsin; no fue un niño que se destacara por su buen comportamiento, y fue expulsado de varios colegios. Después de manifestar su decisión de ser sacerdote, cambió los hábitos por el uniforme militar y combatió en la Primera Guerra Mundial.
Ya en tiempos de paz, Tracy hizo sus primeras incursiones en el escenario en la compañía de teatro de la universidad a la que asistía. Poco después se trasladó a Nueva York para ingresar en la Academia Americana de Artes Dramáticas; participó en varias obras exitosas en Broadway, y allí despertó el interés de John Ford, que lo contrató para participar del filme “Río arriba”. Esa película marcó el comienzo de una carrera de más de tres décadas en las pantallas, que lo llevó a la cima de la popularidad.
Intensa actividad
En la década del 30, Tracy intervino en una impresionante cantidad de películas; sólo en 1932 estrenó siete títulos. Las películas más destacadas de su filmografía en ese período son “Mi chica y yo” (1932) de Raoul Walsh, “Veinte mil años en Sing-Sing” (1933) de Michael Curtiz, “Fueros humanos”(1933) de Frank Borzage, “Poder y gloria” (1933) de William K. Howard, “Furia” (1936) de Fritz Lang, “Una mujer difamada” (1936) de Jack Conway, “San Francisco” (1936) de W.S. van Dyke, “Capitanes intrépidos” (1937) de Victor Fleming, “Forja de hombres” (1938) de Norman Taurog, “Piloto de pruebas” (1938) también de Fleming y “El explorador perdido” (1939) de Henry King.
Ya con dos premios Oscar en su haber (por “Capitanes intrépidos” y por “Forja de hombres”), Tracy filmó en los 10 años siguientes títulos como “Edison, el hombre” (1940) de Clarence Brown, “Paso al noroeste” (1941) de Henry King, “El extraño caso del Dr. Jekyll” (1941) y “La vida es así”, ambas de Fleming.
Momento crucial
Uno de los hechos salientes dentro de este período fue el comienzo de la relación de Spencer Tracy con Katharine Hepburn, que se convertiría en su amante y compañera. El actor estaba casado desde 1923 con Louise Treadwell.
Tracy y Hepburn aparecerían juntos en la pantalla en nueve ocasiones: “La mujer del año” (1942), “La llama sagrada” (1942), “Sin amor” (1945), “Mar de hierba” (1947), “El estado de la Unión” (1948), “La costilla de Adán” (1949), “Pat & Mike” (1952), “Su otra esposa” (1957) y “Adivina quién viene esta noche” (1967). Varias de ellas fueron dirigidas por el realizador George Cukor.
En 1950 Tracy filmó “El padre de la novia” (1950) y obtuvo otra nominación al Oscar, y en 1955 fue postulado a una nueva estatuilla por su tarea en “Conspiración de silencio”, de John Sturges. En 1958 volvió a trabajar bajo las órdenes de Ford en “El último hurra”; ese mismo año protagonizó “El viejo y el mar”, de Sturges y sus últimos trabajos cinematográficos fueron todos en filmes realizados por Stanley Kramer: “Heredarás el viento” (1960), “Vencedores o vencidos” (1961), “El mundo está loco, loco, loco” (1963) y última aparición en la pantalla, “Adivina quién viene esta noche” (1967).
A fines de los años 60 su estado de salud había empeorado notablemente y murió poco después de la finalización del rodaje de “Adivina quién viene esta noche” el 10 de junio de 1967 a causa de un ataque al corazón. Tenía 67 años.