Servicios de inseminación artificial y transferencia embrionaria en yeguas

La Facultad de Agronomía y Zootecnia y la Fundación HIPPUS llevan adelante un programa para afianzar el desarrollo de actividades relacionadas con la cría de caballos.

01 Septiembre 2006
La Facultad de Agronomía y Zootecnia (FAZ) y la Fundación HIPPUS llevan adelante, desde hace años, la actividad cooperativa con el propósito de afianzar en el NOA el desarrollo de actividades científicas, educativas y de extensión, relacionadas con la cría del caballo. Con este propósito, en el Centro Experimental de Reproducción Equina (CERE) dependiente de la Cátedra de Zootecnia General I de la FAZ, un grupo de trabajo realiza investigaciones sobre la inseminación artificial y transferencia embrionaria, que permitieron ofrecer una serie de servicios a los criadores interesados en estas biotécnicas reproductivas.
El grupo de trabajo está constituido por los veterinarios Liliana Cruz y Francisco González del Pino, el zootecnista Adolfo de la Vega, el criador de caballos peruano de paso Fernando Escalante, la pasante Florencia Ortega y personal de campo, bajo la dirección del ingeniero Oscar Wilde. Ellos hicieron posible la obtención de semen de padrillos importantes, la conservación de ese semen, inseminar yeguas sin necesidad de trasladarlas donde se encuentra el padrillo o viceversa, para evitar costos adicionales y riesgos por el transporte.
El mayor interés actual apunta a la técnica de transferencia embrionaria, la cual representa una excelente alternativa reproductiva para yeguas con un alto valor genético y comercial. Dicha técnica tiene una gran ventaja frente a los demás métodos reproductivos, ya que permite obtener crías sin necesidad de parar o sacrificar su carrera deportiva o la concurrencia a exposiciones, lo que implica beneficios comerciales y económicos para el propietario.
Con este método reproductivo es posible obtener de una yegua importante, genéticamente hablando, unas cuatro crías por año. Esto también se aplica a aquellas hembras de alto valor genético que no puedan llevar a término la gestación por problemas adquiridos, tales como enfermedades o afecciones derivadas de la vejez. A diferencia de otras especies -como la vaca, por ejemplo-, la eficiencia de la transferencia embrionaria en yeguas se ve limitada por la imposibilidad de poder sobre-estimular sus ovarios (súper ovulación) para producir más de un óvulo viable por cada ciclo estral. Esto aumenta comparativamente los costos y, adicionalmente, el material y equipamiento utilizado es sensiblemente más caro que en la especie bovina.
En la búsqueda de que los criadores locales de distintas razas (peruano de paso, polo, pato, árabe, etc) puedan participar del programa, el CERE habilitó un registro de hembras para realizar transferencias la próxima temporada. Para ello, los interesados, además de aportar la yegua donante, deberán disponer de otras tres receptoras, para que, a partir de una ellas, se seleccione la yegua que actuará como tal, que será aquella que esté más sincronizada en su ciclo estral con la donante y efectuar la implantación del embrión.
Las yeguas donantes como las receptoras son sometidas a un examen clínico y reproductivo minucioso para descartar enfermedades reproductivas e infecciosas por medio de una citología y cultivo uterino, y también la presencia de lesiones uterinas que impidan llevar una preñez a término, mediante una biopsia endometrial. Las yeguas receptoras deben tener entre 3 y 10 años; una buena conformación de sus órganos reproductores; un peso y tamaño igual o mayor al de las donantes, para permitir una adecuada gestación. No deben tener antecedentes de abortos o partos distócicos (problemáticos) y haber tenido por lo menos una cría. Receptoras y donantes deben ser sincronizadas hormonalmente para que estén en el mismo período del ciclo estral durante la transferencia.
La transferencia embrionaria, que en la yegua se realiza en forma no quirúrgica, consiste en extraer de la donante el embrión -previa monta natural o inseminación artificial- con un lavado uterino transcervical (a través del cuello uterino) realizado con una sonda especial y con medios enriquecidos para garantizar la viabilidad del embrión. Normalmente se recolecta entre el día 7º u 8º posterior a la ovulación, por lo que se requiere un seguimiento por medio de tacto rectal de la yegua donante en forma periódica. Luego, el embrión obtenido es transferido al útero de una receptora o vientre sustituto, también en forma no quirúrgica.

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