

Muchos tucumanos no conocen lo suficiente el lugar donde viven, como para dar información a un visitante, según coincidieron distintos expertos vinculados con la actividad.
"Cuando un turista nos consulta tenemos que tratar de ser muy precisos en la información, tomarnos el tiempo necesario. Hay que saber el nombre de las calles, los lugares históricos o culturales, y estar informados sobre las muestras y otras actividades que hay en la ciudad", explicó María Luisa Paz, profesora de la tecnicatura en Turismo del Instituto San Miguel.
"Es notable el desconocimiento que hay respecto de nuestro patrimonio urbano, por ejemplo. La gente no observa las fachadas de las casas, no sabe que el estilo italiano, el francés y el español, que son característicos de nuestra ciudad -señaló la docente-. Por eso tratamos de que nuestros alumnos conozcan todas estas cosas que parecen pequeñeces pero que tienen que ver con nuestra identidad".
Paz recordó que en la sección Cartas de Lectores de nuestro diario se publicaron quejas de gente que recibió malas orientaciones o recomendaciones en el Ente de Turismo.
"Hay cosas que nos parecen obvias y sin importancia, como la selva de yungas que tenemos aquí a un paso. Pero para la gente que viene de otro paisaje resulta una maravilla y les parece una forma espléndida de distraerse una mañana o una tarde, conociéndola. Muchas veces no sabemos recomendar eso, porque para nosotros no es novedoso", dijo la profesora de geografía.
A los alumnos de la carrera se los lleva a ver atractivos como el espectáculo de Luz y Sonido, los circuitos turísticos "chico" y "grande". Muchos se sorprenden al descubrir lugares que no conocían.
En opinión de la estudiante Raquel Chaves (19), en nuestra provincia hay lugares muy hermosos que no están siendo explotados turísticamente. "El año pasado, con los viajes que hicimos, conocí lugares a los que jamás en mi vida había ido. A pesar de que quedan muy cerca, la mayor parte de los tucumanos no los conoce. Por ejemplo, la cascada de San Javier, que está cerca de la reserva de Horco Molle", mencionó.
En opinión de otra alumna, los buenos modales de los tucumanos no bastan para ofrecer una impresión agradable a los visitantes, sino también sería necesario cuidar aspectos como la limpieza. "En ese sentido, creo que estamos mal. A veces da vergüenza pasar por algunos lugares, incluso en el centro, donde la calificación de ?Jardín de la República? no parece la más adecuada -dijo Samanta Daleve (20)-. Deberíamos aprender un poco de nuestros vecinos los salteños o de los mendocinos, que protegen su medio ambiente".
Con respecto al trato interpersonal que cultivan los tucumanos, la joven destacó que los visitantes lo valoran positivamente. "El año pasado me tocó cruzarme con un turista que me preguntó dónde comprar una cosa en particular. Cuando se lo informé, me manifestó su agradecimiento y me comentó que en este lugar se sentía muy bien tratado por la gente", relató.
Como contrapartida, hay aspectos donde se manifiesta la incultura ciudadana, como por ejemplo en la conducta agresiva de los automovilistas, según coincidieron las estudiantes.
"Cuando no había semáforos teníamos que esperar largo rato para poder cruzar la calle en esta cuadra (Monteagudo al 300). Y a veces, cuando intentábamos pasar, los autos aceleraban más, como si fueran dueños de la calle", criticó Daleve.La directora del establecimiento, Julia Challe, considera que la educación en normas de convivencia debería comenzar en la escuela primaria. Por su parte, la profesora Paz propone que se hagan campañas serias para instruir no solamente a la Policía o a los agentes municipales y a los taxistas, sino también a la gente común. "También se aprende a ser amable y cortés", sostuvo.
Un negocio que todos deberíamos cuidar con el mayor celo posible
Durante las vacaciones, a Tucumán llegan dos clases de turistas: aquellos que vienen en una excursión, con todo programado de antemano por la agencia, y que tienen poco espacio para la improvisación. El operador lo deja en el hotel, lo lleva a los paseos, es un turista "cautivo", que en las encuestas manifiesta gran satisfacción, según comentó Eduardo Brito, de una agencia receptiva.
Por otro lado, está el viajero que viene por su cuenta, va a buscar inforación, busca alojamiento, consigue hotel por su cuenta y elige el restaurante que le parece bueno. "En general, estos turistas dicen que los tratan bien. Destacan la calidez y amabilidad del tucumano", afirmó el empresario.
Sin embargo, a su juicio, todavía falta en nuestra comunidad un poco de conciencia turística. "El grueso de los tucumanos no lo ven como un negocio. Para la mayoría, el turismo es solamente sinónimo de distracción -dijo-. No entra en su conciencia de que es un negocio importante para la provincia y una de las actividades económicas más importantes del mundo".
Como integrante de la Cámara de Turismo, Brito ve con satisfacción que el Ente de Turismo realice cursos de capacitación. Pero también se encarga de difundir los atractivos de la provincia a través de un programa televisivo. Según una encuesta que realizó, solamente el 10 % de los tucumanos conoce Tafí del Valle, por ejemplo.
"Muchas veces la gente llama al programa y nos pregunta dónde queda tal o cual lugar, cómo hay que hacer para ir. Eso ocurrió en el caso del Viaducto del Saladillo -contó Brito-. Un televidente me decía que su hijo le preguntaba y él, con vergüenza, le contestaba que no sabía. Los chicos tienen que recorrer la provincia para conocerla, porque así se aprende a quererla.
Después van a estar predispuestos a informar sobre ella de una forma diferente".
El ciclo "Sin ir más lejos" se emite por CCC los sábados a las 14.30.







