El Derecho Administrativo se quedó sin Julio Comadira

Hacer una semblanza de Julio Comadira (foto) es una tarea condenada a la imposibilidad por sus condiciones y aptitudes. Sobresalía como auténtico caballero cristiano; era modesto y parco en la retribución del reconocimiento que recibía por su persona y por su obra, como quitándoles valor, aunque no había en ello falsas afectaciones de humildad. Estaba convencido de que su norte era el mejor y más perfecto cumplimiento del servicio hacia el otro, de quien se sentía responsable.Su pasión fue la docencia. La entendía como generosa transmisión de valores humanos, además de conocimientos. Fue el impulsor de la naciente y joven Universidad Austral. En una amistad que se espació por más de 20 años, nunca obtuve por respuesta un silencio o una actitud evasiva, aun cuando ocupó destacadas funciones.
Apasionado por el estudio del acto administrativo, cuando murió estaba afinando el II tomo de su obra "Procedimiento Administrativo" (abordaba el comentario del decreto reglamentario de la Ley 19.549).
Su temprana desaparición (como todo fin abrupto de una empresa humana) resulta incomprensible, pero su misión como parte integrante de la construcción del Reino estaba completa.