Todo depende del cristal con que se mire

Los oculistas aseguran que no dañan y que incluso los colores pueden ser beneficiosos para determinadas actividades. Pero eso sí, aconsejan adquirirlos en ópticas reconocidas, porque los lentes sin filtro solar, como los que, generalmente, venden en la calle, dañan la retina.

18 Noviembre 2004
Nuevos anteojos de sol con reminiscencia sesentista

A fuerza de una conciencia cada vez mayor sobre los daños que puede producir el sol, los anteojos oscuros se han puesto de moda. Incluso, dejaron de ser un elemento de simple protección para convertirse en un accesorio más, al tono con el atuendo. Por eso, en esta era del color, rojos, amarillos, anaranjados, azules, rosados y verdes de la ropa también están presentes en los cristales de los anteojos, haciendo cierto aquello de que "la vida es del color del cristal con que se mire".
Los (buenos) anteojos de sol no sólo tapan el sol, sino que además evitan la aparición de las consabidas "patas de gallo". Evitan las quemaduras oculares. "No protegerse puede desembocar en una quemadura temporaria en la córnea -fotoqueratitis-, cataratas, sequedad ocular o ardor", consigna el doctor Ernesto Marengo.
El oculista explica que los ojos, como el resto del cuerpo, deben ser protegidos de los rayos ultravioletas (UV), principalmente de los del tipo B (UVB). Los cristales pueden llegar a bloquear hasta 90 % de los UVB y los UV tipo A (UVA). Lo ideal es que detengan 75 % de la luz solar visible, señala. "La única manera de asegurarse la calidad de los cristales es comprando en ópticas reconocidas. También es importante que los anteojos de sol sean recetados por un oftalmólogo para realizar las correcciones que hagan falta", observa el especialista. Si el oculista receta los fotocromáticos oscuros, pueden utilizarse para el sol, al margen de que sean graduados o no.

Los dictados de la moda
En tendencias, este año, "viene muy fuerte el retro- vintage de los años 60, 70 y 80. Quiere decir que vuelve el anteojo grande, con colores primarios en el armazón y cristales de distintos colores, incluso, espejados", asegura el óptico contactólogo Francisco Pineda (Solmar)."Es cierto que se usan los cristales rojos, azul, amarillo, rosa, verde y hielo (espejado) pero siempre en un tono claro, que deje ver el ojo, para no quitar expresión a la mirada", observa.
En cuanto al diseño de los anteojos, vienen en forma insistente los de línea envolvente y placa, pero también los de marco de metal o zilo (un material parecido al acrílico). Entre estos últimos, están de moda los anteojos anchos y cuadrados, con ilustración de cebra o leopardo en el interior de las patillas.
Una línea muy femenina y actual son los anteojos en placa con incrustaciones de estrás, como los de la marca Kosiuko, por ejemplo. Para los varones vuelve la línea cliper de Ray Ban, del más puro estilo, verdes y espejados. Una línea deportiva es la de anteojos oscuros con marco de aluminio en contraste.
En cuanto a los colores de los marcos y los vidrios, éstos van de acuerdo a los tonos de la ropa o hacen juego con los accesorios (cartera y zapatos). Por eso, resalta Pineda que "a diferencia de la mujer de antaño, que usaba sus anteojos de sol como un elemento ortopédico, la de hoy tiene un par para lucir en cada ocasión".

Comprar en la calle es lo peor

Una compra de anteojos basada en el bajo precio del producto es la peor elección. En la calle se venden anteojos decididamente baratos, pero estos carecen de filtros de rayos ultravioletas. De esta suerte, producen un daño peor que si no tuviera anteojos porque desactivan el mecanismo de protección propio del ojo, que cierra automáticamente la pupila cuando recibe demasiada luz. Un anteojo sin protección genera una falsa sensación de oscuridad que hace que la pupila se dilate y expone la retina a una radiación no filtrada, explica el óptico Francisco Pineda.
Para saber si se distorsionan las imágenes una prueba suele ser estirar el brazo al máximo y, con los anteojos en la mano, mirar a través de los cristales hacia un punto definido. Si, al moverlos lentamente de un lado a otro, la imagen se distorsiona, se curva o se mueve, hay que desecharlos porque los cristales tienen imperfecciones que pueden afectar la visión. El oculista Ernesto Marengo sostiene que la clave para no equivocarse es usar cristales de buena calidad.

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