Es muy extendida la idea de la úlcera gástrica ?que afecta al 10% de la humanidad? como una afección producto de "comerse" las responsabilidades y preocupaciones, pero los tratamientos atienden cada vez menos a ese aspecto y el tratamiento se centra cada vez más en su carácter bacteriano.
Durante mucho tiempo los médicos las trataron atendiendo sobre todo a los factores emocionales y los hábitos de alimentación. Sin embargo hoy en día, a pesar de saberse que los aparatos digestivo y respiratorio son las principales vías de somatización de malestares psíquicos en el hombre, los médicos han puesto el ojo en otros factores orgánicos.
Giro en la terapia
Esto es así sobre todo desde que en 1982 se descubrió que una bacteria podía ser la causante: "Tradicionalmente cuando se veía una úlcera se apuntaba hacia la alimentación y los problemas de nervios -explica el doctor Jorge Bosch, médico gastroenterólogo y endoscopista del Hospital de Clínicas "José de San Martín" de Buenos Aires- pero ahora los tratamientos se centran cada vez más en la Helicobacter pylori, una bacteria que habita en el estómago humano, acostumbrada a un medio ácido. Cuando se erradica esta bacteria, disminuye la aparición de úlceras.
Esta bacteria, inclusive, está sindicada por la OMS como carcinógena, aunque desde luego que no siempre y no se sabe exactamente en qué medida de acuerdo con el Dr. Bosch, "no está establecido cómo prevenir el cáncer de estómago ni quiénes están en riesgo de tenerlo". Pero esta bacteria ni siquiera es la causante de la úlcera por sí sola: solamente en el 7% de los casos en que está presente en el organismo del paciente la produce.
Una dispepsia (dificultad en el proceso digestivo), gastritis o duodenitis puede transformarse en úlcera cuando perfora la mucosa del estómago (en cuyo caso será gástrica) o del tramo contiguo del intestino delgado (duodenal). Según señala el profesor doctor José Luis Bondi, médico gastroenterólogo miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología y docente de la Universidad de Buenos Aires. el H. pylori y el consumo durante períodos prolongados de medicamentos antiinflamatorios no esteroides -AINEs, del tipo de la aspirina, por ejemplo- son considerados hoy por hoy como los dos principales factores de riesgo para las úlceras gastroduodenales.
Respecto de los AINEs, aclaró que el grado de riesgo depende de las características de cada paciente: "Una persona puede tomar ibuprofeno tres veces al día durante años sin tener ningún evento de este tipo, mientras que otro puede ser afectado con mucho menos", ejemplifica.
Pasaje al duodeno
Cuando el exceso de jugos gastricos hace que estos pasen del estómago al duodeno, que es menos resistente, se genera la posibilidad de úlcera duodenal, que es la que suele afectar más a las personas jóvenes. Por eso se añade como factor de riesgo el hábito alimentario, ya que el exceso de algunos condimentos, picantes y el consumo de alcohol y de tabaco favorecen la secreción de jugos gástricos.