Mary Todd Lincoln

La esposa de Abraham Lincoln vivió mortificando al marido con sus ataques de celos y con su compulsión por hacer compras costosas en los negocios de Washington. Durante varios meses estuvo internada por insanía, de acuerdo a una sentencia judicial.

22 Diciembre 2002
La esposa del célebre presidente norteamericano Abraham Lincoln (1809-1865) constituye una figura curiosa y controvertida dentro de la historia de las Primeras Damas de la Casa Blanca. Se llamaba Mary Todd y había nacido en 1818 en Lexington, Kentucky. Pertenecía a una familia acaudalada y de relevancia social, y recibió esmerada educación.
Corría 1839 cuando se trasladó a vivir con una de sus hermanas a la localidad de Springfield, Illinois. En una reunión le presentaron al abogado Abraham Lincoln, quien le llevaba nueve años y se desempeñaba, desde 1834 y por sucesivas reelecciones, como legislador del estado. Surgió la mutua atracción y dio comienzo un noviazgo tan largo como tempestuoso. Se comprometieron, posteriormente rompieron el compromiso, y al fin se casaron, el 4 de noviembre de 1842. Tuvieron cuatro hijos, de los cuales solamente uno llegaría a la edad adulta.El matrimonio no fue para nada apacible. Lincoln era un hombre reservado, introvertido, que carecía de dotes "sociales", mientras Mary era vivaz, absorbente, ambiciosa y voluble. A pesar de todo, se sintió orgullosa de los progresos que iba realizando su marido como abogado y como político, y creyó estar en la cima del mundo cuando resultó electo décimosexto presidente de los Estados Unidos, en 1860.
Pero la vida en la Casa Blanca la desilusionó. No tenía el brillo que ella esperaba, y además se hizo de muchos enemigos por lo afilado de su lengua y el hábito de meterse en asuntos que no le concernían. Un gran defecto de Mary eran sus celos, que la llevaban a desconfiar sistemáticamente de cualquier mujer que se acercara al presidente. Solía recriminar a Lincoln por la más trivial conversación con el sexo opuesto.
Otra de sus fallas era el descontrol en los gastos. Durante la época dramática de la Guerra Civil, cuyas alternativas ocupaban día y noche a Lincoln, Mary recorría los negocios de Washington y compraba incansablemente, contrayendo deudas que su esposo no estaba en condiciones de afrontar.
Estaba sentada junto a Lincoln en el palco del teatro Ford la terrible noche del 15 de abril de 1865 en que se produjo el asesinato del presidente. Después del drama, la salud mental de Mary entró en un proceso de franca declinación. Vivió durante tres años en Chicago y luego partió a Europa. Regresó recién en 1871. Pocos días más tarde, perdió la vida su hijo menor, Thomas ("Thad"), de 18 años. Esta pérdida se sumaba a dos anteriores, y la destrozó.
Los biógrafos consideran que en 1875 se hicieron patentes en Mary los signos de una aguda enfermedad mental. Su hijo Robert Todd Lincoln tuvo temor de que Mary pudiera intentar el suicidio, como también que dilapidase el dinero que tenía, y resolvió solicitar a los tribunales que la declarasen insana.

En una clínica
El jurado estuvo de acuerdo, y Mary fue internada durante cuatro meses en una clínica privada que atendía estas dolencias. Luego, la pusieron al cuidado de su hermana. Pero Mary solicitó que se revocara la sentencia, y poco después logró que otro jurado la declarase sana.
Durante los siguientes cuatro años, la señora Lincoln viajó por varios lugares de Europa, y residió largamente en la localidad de Pau, en Francia. Su salud se seguía deteriorando y, a pesar de que contaba con buenos ingresos, se quejaba obsesivamente de la pobreza. En 1880, decidió abandonar Pau y regresar a los Estados Unidos, para vivir en la casa de su hermana. Muy poca gente la frecuentó estos últimos años, en los que se habían acentuado las peores facetas de su carácter. Mary Todd Lincoln murió en Springfield, en 1882.

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