River sufrió, pero al final festejó en el Monumental

BUENOS AIRES.- A River le faltó claridad, pero le alcanzó con la perseverancia para vencer sobre la hora a Lanús por 1 a 0 en el Monumental. El polifuncional Eduardo Tuzzio le encontró la solución al problema cuando se acababa el plazo y lo hizo al recoger dentro del área grande un rechazo de cabeza de Cristian Fabbiani.
Para River el final fue a pura fiesta, por todo lo que le costó, por lo exigente que es Lanús y porque se empezó la lucha por el título en el Clausura picando en punta junto al archienemigo Boca, sin darle unidades de ventaja. Pero el equipo de Daniel Passarella tendrá que repasar detenidamente las acciones en procura de hallar fórmulas más adecuadas para penetrar defensas tan cerradas como la de los "granates".
Es decir, los "millonarios" jugaron muy por debajo del nivel necesario, pero ganaron bien, fundamentalmente si se tiene en cuenta su actitud ofensiva.
River arrancó mejor que Lanús el partido, ya que manejó la pelota y estuvo cerca de convertir, principalmente en los primeros minutos cuando Belluschi logró despegarse de la marcación de Pelletieri.
A los 33, los sureños tuvieron su primera clara. Rodolfo Graieb sacó un lateral largo desde la derecha en búsqueda de Fabbiani, quien bajó la pelota y remató de zurda por encima del travesaño.
En la segunda etapa River fue más agresivo todavía. De entrada Falcao García gambeteó a dos rivales y remató desde la puerta del area, pero la pelota se fue al lado del poste derecho. El capitán Belluschi aportó su empuje habitual y probó en forma inclaudicable, pero los "granates" le cerraron el camino con orden y disciplina.
Pareció que River iba a sumar a la decepción del rendimiento la insatisfacción por el resultado. Pero Tuzzio, capturó un rebote, se acomodó para pegarle al balón sin clemencia y estableció el 1-0. Al final los jugadores festejaron mucho el triunfo. Se sabe que la presión que tiene este reforzado River es muy grande. Salir campeón es casi una obligación y desde la primera fecha ya tuvo que apelar a la suerte de campeón. (Especial-DyN)


Buenos Aires.- La violencia volvió a decir presente. Tres personas resultaron heridas como consecuencia de un enfrentamiento que mantuvieron Alan Schlenker y Adrián Rousseau, los máximos jefes de la hinchada de River conocida como "Los borrachos del tablón".
Todo comenzó cerca de las 14, cuando los socios estaban almorzando, como lo hacen todos los fines de semana, en el quincho del club. En ese momento invadieron el lugar los integrantes de la barra y ello motivó que las familias que estaban allí disfrutando del día comenzaran a correr para alejarse del lugar.
Luego de superar los controles de seguridad previstos para el partido, Schlenker y Rousseau iniciaron una discusión muy fuerte, según comentaron algunos simpatizantes que fueron testigos del episodio. "Se trata de una lucha de poder, evidentemente. Se escucharon algunos tiros", comentó uno de los hinchas que presenció la pelea.
Tras escucharse las primeras tres detonaciones, Schlenker y Rousseau decidieron separarse junto a un grupo de seguidores para permanecer en distintos sectores de la zona de los quinchos de la entidad de Núñez.
En ese momento, ingresaron en escena algunos efectivos de la Policía con el objetivo de descomprimir el tumulto que se había generado entre las personas que se encontraban en el lugar. Sin embargo, cuando los policías se retiraron del lugar y dejaron todo en manos de los efectivos de seguridad del club, los seguidores de Schlenker y Rousseau volvieron a enfrentarse y se repartieron varios "puntazos".
Algunos rumores indicaron que el incidente entre los cabecillas de la hinchada riverplatense se originó por una discusión a raíz de la reventa de entradas.
Una de las víctimas recibió un impacto de bala en una pierna durante la balacera que desataron los jefes de la barra brava. En tanto, las otras dos víctimas sufrieron heridas de arma blancas, luego del intento frustrado de efectivos de seguridad por poner fin a la discusión. (Especial-Télam-NA)