Usan toxina botulínica en un tratamiento

La hiperhidrosis también puede tratarse con métodos no quirúrgicos.
El dermatólogo Daniel Spillman señaló que la medicación anticolinérgica oral, en forma de comprimidos, frecuente en otras épocas, se utiliza muy poco en la actualidad, debido a que estas pastillas disminuyen la sudoración sin resolver el problema. Además, producen efectos colaterales como sequedad en la boca, en los ojos o en la nariz.
Asimismo, las sales de clorhidróxido de aluminio, que es el componente antitranspirante de muchos de los desodorantes que hay en el mercado, se puede aplicar en forma de solución líquida sobre el área a tratar, de dos a tres veces por semana.
Esta sustancia es efectiva, pero alrededor del 40 % de los pacientes no tolera el tratamiento ya que suele producir irritaciones. Actualmente se utilizan las sales de aluminio complejas, que producen una menor acidez.
Otra opción es la toxina botulínica, que se aplica con pequeñas inyecciones sobre una zona, en forma repetida y guardando una distancia de un centímetro entre una inyección y la siguiente.
Para determinar las zonas de mayor sudoración se pinta la axila con yodo y se esparce sobre ella almidón. “Al comenzar a transpirar, la zona más afectada de, por ejemplo, la axila, se tiñe de azul”, explica Spillman. En esos lugares se aplica la toxina.
Spillman aseguró que la aplicación de la toxina botulínica resulta mínimamente molesta, y que no requiere anestesia.
Las inyecciones se aplican cada dos centímetros aproximadamente, como si fuera un reticulado en zig-zag.
Los resultados se hacen notorios en tres a 10 días, y el procedimiento suele realizarse dos veces al año, aunque en algunos pacientes puede reducirse a una sola aplicación anual.
El tratamiento de los pinchazos se utiliza también para la hiperhidrosis de las palmas de las manos, pero en este caso, por tratarse de una parte del cuerpo con una sensibilidad mayor, sí se emplea anestesia local.