Un software de la UNT que detecta con precisión males en la vista podrá usarse en los consultorios

La física tucumana e investigadora del Conicet, Elisa Colombo, encabezó el grupo que desarrolló la nueva tecnología para medicina. El equipo computarizado reemplazará al sistema actual de tarjetas. Detecta cataratas y glaucoma en la fase inicial de las afecciones.

PROBLEMAS VISUALES QUE NO SIEMPRE SE ADVIERTEN. El nuevo sistema permite detectar los males sin posibilidad de que el paciente haga trampa. PROBLEMAS VISUALES QUE NO SIEMPRE SE ADVIERTEN. El nuevo sistema permite detectar los males sin posibilidad de que el paciente haga trampa.
15 Noviembre 2006
El sistema se llama Vistuc y fue creado por científicos tucumanos, con apoyo del Conicet. La nueva tecnología evalúa la sensibilidad del ojo al contraste, y sirve para detectar cataratas en estadios tempranos, para medicar en forma oportuna a pacientes con presión ocular (glaucoma) y hasta para realizar el seguimiento de distintas operaciones refractivas.
El invento fue uno de los 270 productos que se presentaron en la exposición Innovar 2006, organizada por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación, y que reunió a estudiantes, investigadores, técnicos, diseñadores y pequeños empresarios del país, cuyos artículos y procesos fueron elegidos  en el II Concurso Nacional de Productos Innovadores, organizado por el programa Innovar.

De muy bajo costo
La máquina permite medir la capacidad de una persona para ver las diferencias bajas de objetos de diversos tamaños. El equipo, de muy bajo costo, está compuesto por una PC a cuyo monitor se le debe hacer una adaptación y un software. El examen dura unos cinco minutos, aunque los científicos apuntan a reducir este tiempo.
La doctora en física, investigadora del Conicet y directora del departamento de Luminotecnia, Luz y Visión “Ingeniero Heriberto C. Buhler”, de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT, Elisa Colombo, dirigió el equipo que inventó la nueva tecnología argentina. Durante su charla con LA GACETA aclaró: “actualmente, el estudio que permite determinar la función de sensibilidad al contraste se realiza con cartones gráficos, que se le presenta al paciente con patrones de franjas impresos. Con este modelo, el número de tarjetas es limitado y el paciente recuerda más tarde lo que le están mostrando. En cambio, informáticamente, se pueden presentar los gráficos cuantas veces se quiera, de manera aleatoria. No hay posibilidades de hacerle trampa al equipo porque la persona no sabe lo que el sistema le va a mostrar y se puede, además, repetir la medición”. A través de Vistuc se presentan franjas claras y oscuras de distinto tamaño, dando una especie de barrido con las mismas en el rango en el cual el sistema visual es capaz de verlas. Luego se va bajando el contraste -lo que significa que cada vez serán más parecidas las  franjas oscuras a las claras- y se observa hasta dónde la persona es capaz de verlas.
Para cada grupo etario, la metodología achica al máximo posible el contraste. Las franjas se presentan inclinadas hacia la derecha o hacia la izquierda, y el observador debe responder en qué sentido están inclinadas las barras, oprimiendo un botón.

Comparación
Colombo y su equipo –integrado por el ingeniero en electrónica e investigador del Conicet Luis Issolio, el ingeniero en computación y magister en luminotecnia Rolando Aguirre y el psicólogo Javier Santillán– estudiaron las franjas de normalidad desde los 20 hasta los 69 años, con lo cual se tiene un parámetro de qué es lo esperable en cada segmento etario, ya que la función de sensibilidad al contraste se pierde con los años. Comparando el resultado con las curvas de normalidad, se facilita el diagnóstico y la evaluación de distintas patologías y disfunciones oculares.
“En algunos casos disminuye toda la función; en otros, baja la capacidad para observar las franjas grandes; en otros se nota una caída alta para las franjas más chicas. Un miope, por ejemplo, tiene una caída alta en las franjas muy amontonadas, porque la persona tiene dificultad para ver los detalles de la poca distancia entre cada una. Cada caso tiene un patrón de caída diferente”, detalló Colombo.
Esta nueva tecnología todavía no se usa en los consultorios oftalmológicos, pero en poco tiempo se podrá aplicar. Para esto, se busca diseñar un sistema para comercializar y que sea fácilmente adaptable a las computadoras, detallaron.

Hay varios métodos de cirugía

Como las cataratas suelen afectar ambos ojos, se recomienda operar primero uno, y en un plazo no mayor de una semana, operar el otro también.
La misma cirugía permite a su vez corregir la presbicia, que es la dificultad para ver de cerca, que se produce por la pérdida de flexibilidad del cristalino. “Esta afección la sufren todas las personas a partir de los 40 o 45 años, y, aunque existen varios métodos para corregirla, ninguno es ideal”, advierte Carlos Plotkin, presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología y jefe del departamento de Docencia e Investigación del Hospital Santa Lucía de Buenos Aires, centro estatal de oftalmología.
Dado que la presbicia se corrige fácilmente con anteojos, muchos médicos no recomiendan reemplazar el cristalino para solucionar este problema. Sin embargo, “la intervención se justifica cuando la persona tiene cataratas”, admite Plotkin. En estos casos, no es necesario que alcancen un grado avanzado.
Antes se decía a los pacientes que tenían que esperar a que “la catarata madure”, pero hoy se sabe que el momento de operar es aquel en que la persona siente alguna limitación en sus actividades diarias. No poder ver la hora en el reloj, mirar fotos o reconocer las caras de seres queridos es vivido con angustia por muchos adultos.