Como suele ocurrir en los lugares en los que se han producido tragedias que costaron la vida a personajes que calan hondo en el cariño de la gente, en el sitio en el que ocurrió el accidente que tronchó la vida de Gilda se levantó un santuario en su recuerdo. En cada aniversario de su muerte, los fanáticos llegaban hasta el lugar en peregrinaje para encender velas, y para dejar fotos, muñequitos y otros objetos. Por indicaciones de Gendarmería, el santuario fue trasladado a unos 20 metros del costado de la banquina, pero sobre todo en los años inmediatamente posteriores a la tragedia, el congestionamiento de tránsito que se producía en cada aniversario obligaba a tomar medidas especiales de precaución.
En mayo de 1999, posiblemente a causa de la gran cantidad de velas encendidas que había en el lugar, se produjo un incendio que destruyó la precaria construcción. Inmediatamente, los fanáticos de la cantante manifestaron su intención de reconstruir el santuario para seguir honrando la memoria de su artista venerada.
En Villa Angelina, en Tucumán, se levantó un segundo santuario en oportunidad del tercer aniversario de la muerte de Gilda. Los habitantes del barrio relataron que la iniciativa se concretó gracias al trabajo de Rosa Gallardo, una vendedora ambulante que prometió construir la gruta si le era concedido un pedido secreto que le formuló a su admirada Gilda.