La expulsión del "Rata" en el Mundial 66 ingresó en la leyenda

Aniversario. Antonio Ubaldo Rattín. Se cumplen 40 años de una decisión arbitral que casi provocó un escándalo mayúsculo.

SORPRESA Y MEDIA. El árbitro germano indica el camino de los vestuarios a Rattín. En tanto, el zaguero Perfumo y el delantero Onega se acercan a Kreitlein con cara de pocos amigos. (ARCHIVO LA GACETA) SORPRESA Y MEDIA. El árbitro germano indica el camino de los vestuarios a Rattín. En tanto, el zaguero Perfumo y el delantero Onega se acercan a Kreitlein con cara de pocos amigos. (ARCHIVO LA GACETA)
23 Julio 2006
Buenos Aires.- Una pregunta en medio de un partido caliente del Mundial de Inglaterra, en 1966, desató uno de los escándalos más recordados de esta competencia. Antonio Ubaldo Rattín fue expulsado por un árbitro alemán, que supuso un insulto del volante de la Selección nacional. Esa expulsión, el 23 de julio en el mítico estadio de Wembley, abrió las especulaciones de un supuesto complot de los organizadores para eliminar en los cuartos de final del torneo a Argentina y a Uruguay, las dos selecciones sudamericanas que seguían adelante. Casualmente, los argentinos se enfrentaron ese día a los locales con un polémico arbitraje del germano Rudolf Kreitlein, mientras que los germanos jugaron ante los "charrúas" con un árbitro inglés.
La leyenda comenzó a construirse 10 minutos antes del final del primer tiempo, cuando luego de una acción de Roberto Perfumo sobre un delantero local, Rattín pidió hablar con el juez como capitán del equipo. En una época donde los árbitros no se manejaban con tarjetas, Kreitlein, quien no hablaba español, interpretó que las palabras de Rattín fueron un insulto. Esa falta de diálogo provocó que el juez le gritara al "Rata" (que le sacaba una diferencia de más de 20 centímetros de altura): "¡out!" (afuera), y le indicara, con el brazo levantado, el camino al vestuario. Luego surgió otra versión, según la cual Rattín siguió indicaciones de un directivo argentino para "presionar" al juez. La cuestión es que los argentinos se volvieron literalmente locos y se abalanzaron sobre el pequeño Kreitlein, quien se escabulló entre los jugadores ingleses y los organizadores. Rattín siguió protestando, caminando la cancha y no quiso irse del campo de juego, hasta que luego de más de seis minutos de escándalo, fue retirado "gentilmente" por un hombre de la seguridad. En su salida, Rattín se desembarazó del hombre que lo empujaba, y a un paso cansino se dirigió al vestuario, con cara de pocos amigos.
Mientras los británicos desde la tribuna le tiraban como proyectiles bocaditos de chocolate, el experimentado crack de Boca pasó cerca del banderín del córner y estrujó la pequeña bandera inglesa que estaba allí.
El gesto enardeció a los locales, que desde las gradas se acordaron de gran parte del álbum genealógico del jugador. Para hacer más evidente la acción de disconformidad, Rattín cometió la "herejía" de caminar sobre la alfombra roja de los reyes y sentarse allí unos minutos a ver el partido. "Animals... animals..!", exclamaron los furibundos ingleses, que, además, sufrían porque su selección no podía vulnerar el cerco defensivo que había diseñado el DT Juan C. Lorenzo.Con un jugador menos, Argentina aguantó hasta 10 minutos antes del final cuando el delantero Hurst batió a Antonio Roma y marcó así el único tanto del encuentro.

Sólo se defendió
De todas formas, a pesar de la situación injusta de la expulsión de Rattín, que pudo haber cambiado en alguna medida la historia de ese partido, Argentina casi no contó con oportunidades de superar la valla de su rival y se dedicó sólo a defenderse. El final, ya con los albicelestes fuera de sí, tuvo otro capítulo para la locura con el recordado José Pastoriza escupiendo la cara de un inglés y del exquisto Ermingo Onega, que tuvo que ser sujetado por su compañeros cuando intentaba agredir a Kreitlein.
Argentina, en ese Mundial, alcanzó una de sus mejores actuaciones desde 1930, cuando había sido subcampeón, ya que superó la primera fase luego de derrotar a España 2 a 1, en el debut, a Suiza 2 a 0 y de empatar con Alemania Federal sin abrir el tanteador.
El tema es que la final esperada se cumplió: Inglaterra superó a Alemania 4 a 2 (en el tercer gol local todavía se discute si la pelota entró o no), en tiempo suplementario, y les dio a los flemáticos ingleses una linda excusa para emborracharse sin límite. (NA-Especial)

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