El corazón de la capital tucumana es una fiesta para los ojos curiosos. Los monumentos históricos que circundan la plaza Independencia hacen de ella un museo a cielo abierto. Están la Casa de Gobierno, la FET, las casas Nougués y Padilla y “La Continental”, que fue el primer “rascacielos” local, así como el ex Banco Provincia, el Centro Cultural Rougés y la Catedral. Esos inmuebles guardan parte de la historia de los tucumanos y fueron testigos del desarrollo de la ciudad.