La capilla del Cristo articulado

La capilla del Cristo articulado

Una reliquia que se conserva en El Naranjo. Debió ser restaurado, trabajo que se hizo en la capital salteña y que demandó dos años.

TENDRIA 300 AÑOS. El Cristo articulado es conservado en una urna. LA GACETA / FRANCO VERA TENDRIA 300 AÑOS. El Cristo articulado es conservado en una urna. LA GACETA / FRANCO VERA
17 Abril 2006
A 18 kilómetros de Rosario de la Frontera, 10 de los cuales se recorren por la ruta 34 -que une esa ciudad con la capital salteña-, y los otros ocho, por un camino de tierra, se llega a la localidad de El Naranjo, un lugar donde sólo se respira paz. Es un valle pintoresco, de un bello paisaje subtropical, con vegetación densa, diferente de la de Rosario. Al oeste se alzan los cerros correspondientes a las últimas estribaciones serranas de Metán, que alcanzan hasta 900 metros de altura sobre el nivel del mar.
El Naranjo es un pueblo antiguo, de cuyo origen poco se conoce. Sí se sabe que allí estuvieron los jesuitas, que instalaron molinos harineros y aserraderos, donde hicieron trabajar a los indígenas. En 1617 se construyó la capilla del lugar, que funcionó como parroquia hasta comienzos del siglo XIX. De aquella época se conserva un Cristo articulado, tallado en madera por los indígenas que poblaban el lugar.
La especialista en Arte Religioso en Hispanoamérica Estela Premat consignó en un artículo, al que tuvo acceso LA GACETA, que este tipo de Cristos, que tenían articulaciones sólo en el cuello y en las axilas, era una representación característica de los que hacían los indígenas bajo las indicaciones de los jesuitas. El objetivo habría sido poder sacar la imagen y colocarla en la cruz durante la Pascua, para recordar la Pasión, y luego volver a colocarla en una urna.

Restauración
El Cristo articulado de El Naranjo debió ser restaurado, trabajo que se hizo en la capital salteña y que demandó dos años, según recuerda José Félix Sati, el personaje más conocido y más memorioso de El Naranjo. Se estima que la figura tiene unos 300 años de antigüedad, ya que debió haber sido tallada -como otras que se encuentran en distintos puntos del país- en el siglo XVII, antes de la expulsión de los jesuitas. La capilla también fue reconstruida, debido a un sismo ocurrido en 1950, que hizo caer la torre del campanario. No obstante, conserva el piso de comienzos del siglo pasado y algunos muebles de la época colonial.