13 Marzo 2006
ORGULLOSA. Mercedes de Mounier muestra los frutos que están a punto de ser cosechados. “Es el producto de nuestro esfuerzo”, dijo. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
La ciudad salteña de Cafayate recobró su ritmo normal, tras el ajetreo que generó la multitud de visitantes del país e internacionales que la desbordó durante enero y febrero. Claro que la actividad turística no sabe de descanso. Esta es la época preferida por los extranjeros que deciden conocer los Valles Calchaquíes.
En las calles hay menos gente. Ya no es necesario hacer colas frente a restaurantes, bares y casas de venta de productos regionales. La ciudad se muestra tan serena como su gente y el paisaje que la rodea. Esto se debe a que a los turistas extranjeros les atrae más recorrer cerros, quebradas y bodegas que caminar por las calles céntricas.
Lugar paradisíaco
Un sitio muy visitado en estos días es El Divisadero, ubicado a cinco kilómetros al oeste del centro de Cafayate, y al pie del imponente cerro San Isidro. Allí, el verdor de las viñas de "Finca las Nubes" contrasta con los tonos terracota, naranja, grises y azulados de la montaña. Bajo el cobijo de ese magnífico telón natural se erige la bodega "José Luis Mounier" -la más joven de Cafayate-, que lleva el nombre de su propietario. Actualmente, el establecimiento recibe a turistas que degustan los vinos con tablas de fiambres y de quesos. Entre enero y febrero "Finca las Nubes" recibió más de 4.000 visitantes, muchos de los cuales pasaron el día, almorzaron y realizaron las visitas guiadas que ofrece la firma.
La bodega Mounier realizará el sábado, en su finca, la tercera Fiesta de la Vendimia, con la participación de amigos, vecinos y turistas. El festejo tiene como fin agradecerle a Dios sus bendiciones. Pero se trata de una jornada especial, ya que se inicia la cosecha de uva (en las alturas la fruta madura más tarde que en los viñedos del valle) e irá acompañada con música, danzas folclóricas, empanadas y abundante vino. Quienes deseen participar deben llamar con antelación al teléfono (03868)-422129.
La empresa familiar nació hace ocho años, cuando el matrimonio mendocino de José Luis y Mercedes Mounier -radicado hace 20 años en Cafayate- adquirió las 25 hectáreas en El Divisadero, a 1.850 metros de altura. "Mi marido es enólogo y trabajó en varias bodegas del valle, hasta que compramos esta propiedad para iniciar nuestro proyecto vitivinícola turístico. Aquí hallamos morteros, puntas de flecha, trozos de tinajas y terrazas de cultivo. Es decir que en este lugar hubo un asentamiento indígena", contó Mercedes a LA GACETA.
Respetando las terrazas de cultivo preexistentes, los Mournier plantaron, entre piedras y cardones, en una zona pedemontana, las primeras 400 plantas de Malbec, además de olivos, frutales y algarrobos. "Estamos creciendo -cuenta con orgullo Mercedes-, pero preservando el tesoro y la historia de este lugar".
En las calles hay menos gente. Ya no es necesario hacer colas frente a restaurantes, bares y casas de venta de productos regionales. La ciudad se muestra tan serena como su gente y el paisaje que la rodea. Esto se debe a que a los turistas extranjeros les atrae más recorrer cerros, quebradas y bodegas que caminar por las calles céntricas.
Lugar paradisíaco
Un sitio muy visitado en estos días es El Divisadero, ubicado a cinco kilómetros al oeste del centro de Cafayate, y al pie del imponente cerro San Isidro. Allí, el verdor de las viñas de "Finca las Nubes" contrasta con los tonos terracota, naranja, grises y azulados de la montaña. Bajo el cobijo de ese magnífico telón natural se erige la bodega "José Luis Mounier" -la más joven de Cafayate-, que lleva el nombre de su propietario. Actualmente, el establecimiento recibe a turistas que degustan los vinos con tablas de fiambres y de quesos. Entre enero y febrero "Finca las Nubes" recibió más de 4.000 visitantes, muchos de los cuales pasaron el día, almorzaron y realizaron las visitas guiadas que ofrece la firma.
La bodega Mounier realizará el sábado, en su finca, la tercera Fiesta de la Vendimia, con la participación de amigos, vecinos y turistas. El festejo tiene como fin agradecerle a Dios sus bendiciones. Pero se trata de una jornada especial, ya que se inicia la cosecha de uva (en las alturas la fruta madura más tarde que en los viñedos del valle) e irá acompañada con música, danzas folclóricas, empanadas y abundante vino. Quienes deseen participar deben llamar con antelación al teléfono (03868)-422129.
La empresa familiar nació hace ocho años, cuando el matrimonio mendocino de José Luis y Mercedes Mounier -radicado hace 20 años en Cafayate- adquirió las 25 hectáreas en El Divisadero, a 1.850 metros de altura. "Mi marido es enólogo y trabajó en varias bodegas del valle, hasta que compramos esta propiedad para iniciar nuestro proyecto vitivinícola turístico. Aquí hallamos morteros, puntas de flecha, trozos de tinajas y terrazas de cultivo. Es decir que en este lugar hubo un asentamiento indígena", contó Mercedes a LA GACETA.
Respetando las terrazas de cultivo preexistentes, los Mournier plantaron, entre piedras y cardones, en una zona pedemontana, las primeras 400 plantas de Malbec, además de olivos, frutales y algarrobos. "Estamos creciendo -cuenta con orgullo Mercedes-, pero preservando el tesoro y la historia de este lugar".
Lo más popular
