A través de una carrera política de más de 30 años, Olof Palme llegó a ser uno de los más prominentes políticos socialistas de Europa Occidental. El ex primer ministro de Suecia fue uno de los más fervorosos promotores de las consignas de paz y del desarme mundial. Por eso, las muestras de dolor que produjo su asesinato, ocurrido el 28 de febrero de 1986, se multiplicaron por todo el planeta.
Olof Palme nació en Estocolmo el 30 de enero de 1927, y las ideas del socialismo lo atrajeron desde sus primeras épocas de estudiante. Luego de ser secretario particular y luego consejero del primer ministro Tage Erlander, entró a formar parte del gobierno sueco en 1965. Desde el cargo de primer ministro impulsó una importante reforma del sistema educativo y apoyó los movimientos de liberación surgidos en el Tercer Mundo; en política exterior, se ganó la antipatía de EE.UU. por su posición pro vietnamita y por su explícita condena a la intervención de las grandes potencias en los asuntos internos de otros países.
El 28 de febrero de 1986, cuando salía de un cine en compañía de su esposa, recibió un balazo en la espalda disparado por un desconocido que se dio a la fuga. Palme falleció a causa de la herida, y su esposa también fue alcanzada por un disparo, aunque sin mayores consecuencias. La investigación del atentado condujo a la detención de Carl Gustav Petersson dos años después, pero las pruebas reunidas en su contra nunca alcanzaron para determinar sin dudas la culpabilidad del sospechoso.
A 20 años de la muerte de Palme, el misterio sigue envolviendo a uno de los magnicidios que mayores expresiones de pesar causó en el mundo entero.