La asociación suiza

Firmas que aparecen al pie del acta de fundación de la Sociedad Helvética, fechada en Tucumán el 2 de noviembre de 1885.

NOMBRES FUNDADORES. NOMBRES FUNDADORES.
13 Agosto 2002
Por Carlos Páez de la Torre (h)
Creemos de interés rescatar, para la historia de la colectividad suiza de Tucumán, referencias sobre una institución que los miembros de aquella crearon en la penúltima década del siglo XIX. En efecto, el 2 de noviembre de 1885, en el Hotel de la Paz de nuestra ciudad -informa el acta- se reunió un grupo de ciudadanos suizos, quienes acordaron aceptar "el proyecto de reglamento presentado por la comisión elegida ?ad-hoc? en el Banquete Suizo del 20 de setiembre", y resolvieron "denominar la sociedad con el nombre de Sociedad Helvética Cooperativa de Beneficencia".
Nombraron de inmediato un comité directivo, con Pablo Storni, presidente; Guillermo Gessler, secretario; Carlos Sisini, tesorero, y como vocales a Alejandro Caldelara y a Enrique Maire. Además de los nombrados, firmaban el acta François Edouard Misere, Emilio Budin, Antonio Falconi, Agustín Carloni, Simón Molinari y otros.
El preámbulo decía que los suizos habían dispuesto integrar esta institución, "fundada sobre la solidaridad recíproca y los sentimientos humanitarios que en todos los tiempos han unido el corazón de los ciudadanos suizos, tanto en la madre patria como en los países lejanos". Así, "la Sociedad, al tratar de reunir a todos nuestros compatriotas en un mismo sentimiento de amor fraterno, ha tenido también por objeto ligar con vínculos aún más estrechos nuestra pequeña colonia de Tucumán, y poner una vez más en práctica la divisa de nuestros antepasados: Uno para todos, todos para uno".
Propósito de la sociedad era auxiliar a los compatriotas de Tucumán o a los que estuvieran de paso, y comprendía "los socorros suministrados a los enfermos necesitados, los remedios, las veladas y los medios a los imposibilitados para el trabajo". Había una cuota de ingreso mínima de 3 pesos para formar el "fondo de caja", pero no se cobraría ninguna cuota mensual. Eso sí, cada trimestre, en una asamblea, se informaría sobre los gastos, y el monto para costearlos se dividiría en cuotas iguales, de modo de dejar intacto el fondo de caja. El gasto no podía superar los 2 tercios de aquel.
No parece haber funcionado muchos años la Sociedad Helvética Cooperativa de Beneficencia. Por lo menos, desde 1901 ya no figuraba en la nómina de estas asociaciones.

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