Buenos Aires.- Con la muerte de Menchu Quesada, el sábado, a los 91 años, el espectáculo argentino perdió a una de esas actrices secundarias indispensables que, por las insidias del destino, jamás llegan a conquistar el estrellato, pero logran una identificación con el público que más de una consagrada desearía.
Llamada en realidad Carmen Quesada, había nacido en Bahía Blanca, al igual que su hermana Nya (Armonía) Quesada y numerosísimos hermanos -de sangre y adoptados- en una familia donde, a pesar de las penurias económicas, la cultura tenía su lugar.
Menchu recordaba siempre las sobremesas nocturnas, cuando su padre reunía a la numerosa prole para leerles las obras de Víctor Hugo y de Emile Zola, dos prohombres de la inteligencia francesa más avanzada de su tiempo, lo que da una pauta de hacia dónde iba esa educación.La pasión que la futura actriz sentía por el teatro la llevaba a devorarse cuanta obra cayera en sus manos, en una época en que las piezas escénicas se editaban para ser vendidas a precios muy populares.Su popularidad televisiva provino de ciclos como "Historias de jóvenes", "Yo soy porteño" y de las telecomedias de Darío Vittori, pero sobre todo de aquel batacazo llamado "Los Campanelli" (1969), donde compuso una madre que conquistó a muchos.
Sus últimas apariciones en la pantalla chica datan de 1996, cuando intervino en "Gino" y "Como pan caliente", en los que desplegó, a pesar de los años, una energía que muchos de sus colegas jóvenes pudieron envidiar.El cine no fue muy generoso con ella - sólo cumplió roles muy pequeños-, aunque en el teatro llegó a integrar y se destacó en la compañía de Orestes Caviglia. (Télam)