"La caída" plantea su dramático retrato de los días finales de Adolf Hitler, enclaustrado en su bunker berlinés junto a su pareja y a sus principales seguidores.
Apoyado en la soberbia interpretación de Bruno Ganz en el rol del Führer, el director Oliver Hirschbiegel describe una intimidad deliberadamente contradictoria, en la cual el delirio de grandeza y la monstruosa naturaleza pública del líder nazi se alternan con viñetas cálidas propias de un hombre común.
Este contraste causó una gran polémica en Alemania cuando el estreno del filme.
Ganz dijo en un reportaje que las críticas por mostrar el lado humano del dictador le molestan. "Bueno, cuando escuché ese tipo de comentarios por primera vez me sentí ofendido, porque lo que hice fue una especie de documental en lo que a mí respecta".
Ganz explicó que su intención fue crear una realidad, no un monstruo, por lo que necesitaba el testimonio de quienes lo conocieron como un ser humano y no como el símbolo de maldad en el que se convertiría.El actor prestó particular atención a la forma de caminar del Führer, sus gestos y sus muletillas al hablar.