El misterio de la joven fallecida se develó. Un familiar se comunicó con la Dirección de Investigaciones, desde Ushuaia, para confirmar que se trataba de Natalia Morales, nacida en la localidad de Belén, Catamarca, hace 18 años.
El comisario Jorge Urueña, titular de Seguridad Personal, que llevó adelante la investigación supervisado por Alfredo Jiménez, director de Investigaciones, recibió un llamado telefónico. Néstor Morales, tío de la joven que vivía en Tucumán con la identidad de Andrea Gordillo, afirmó que era su sobrina.
Morales les comentó que la muchacha se había fugado de su hogar cuando tenía 16 años y que, desde entonces, había roto todo tipo de vínculo con su madre, María Rosa Morales. El hombre se comprometió, además, a llevar a cabo las gestiones necesarias para que se realizara el reconocimiento del cuerpo en esta ciudad, por lo que el padre y la madre estaban viajando anoche hacia nuestra capital.
La Policía de Tucumán había enviado las fotos a varias provincias para que los medios de comunicación las publicaran, y fue por ese motivo que la reconocieron.El caso de Natalia fue enigmático. El lunes 15 fue hallada por unos vecinos quejándose de dolor en la habitación que habitaba, en una pensión de Rivadavia al 600.
Infección
Falleció horas después en el Centro de Salud, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio a raíz de una infección generalizada. Aparentemente, se había sometido a una operación ilegal. Con el correr de los días, se comprobó que la joven se dedicaba a la prostitución y que, además, mantenía relaciones sentimentales paralelas con hombres que la ayudaban a solventar sus gastos.
Las boletas del cable eran abonadas por Julio Juárez, quien dijo ante la Justicia que era el novio de la joven muerta. Este fue el único detenido por el caso, pero recuperó la libertad después de haber prestado declaración ante el fiscal Arnoldo Suasnábar.
Luego, al hacerse públicos los detalles de la vida íntima de Morales, las personas que habían colaborado en la investigación desaparecieron misteriosamente. Suasnábar estaba dispuesto a hacerlos llamar por la fuerza pública para que aportaran nuevas pistas.