Con el billar en el alma

Una vocación de niño.Más de seis décadas dedicadas a la billa, el casín, el snooker y el pool respaldan su trayectoria. Una actividad que no tiene secretos para él. El tango, su otra pasión. (Por Juan Carlos Alvarez).

14 Julio 2002
Café, cigarrillos, tango, fútbol, billar. Una escenografía común, formada por elementos casi imposible de separar, en cualquier lugar del mundo. Más de sesenta y cinco años impulsando el taco, con esa mezcla de talco y restos de tiza azul entre sus dedos. Eduardo Pacheco (71) es todo un embajador tucumano en esta disciplina de salón, que tuvo sus orígenes en Francia seis o siete siglos atrás.
Claro, el lector se preguntará si Pacheco nació en una mesa de billar. Casi, diríamos. Es que a los seis años comenzó a sacarles brillo a las cuatro barandas de madera -vestido con sus cortos pantaloncitos- en el bar "El Vasquito", ubicado cerca del desaparecido club Gath y Chaves, donde actualmente se emplaza el Complejo Belgrano.

Un profesional
"El billar es para mí mi vida, lo llevo en el alma", define. "Mientras todos mis amigos se iban a jugar a la pelota, yo me quedaba a practicar. Esta vocación nació conmigo. Y eso que también jugaba muy bien al fútbol. Era insider derecho", amplía Pacheco.
Sus pupilas, desgastadas por el inflexible paso del tiempo, reflejan pese a todo el brillo de las bolas. Acepta, orgulloso, que hizo una profesión, una salida laboral, de esta vocación. "Claro. Soy un verdadero profesional del billar. En estos momentos soy el campeón nacional de fantasía clásica. Esto incluye las cuatro disciplinas: billa, casín, pool y carambola. Hasta podría decir que en este aspecto soy el más completo del mundo", estima.Este trotamundos del paño verde tiene bien ganado su prestigio. "Todo el país, Brasil -en el programa Fantástico de la red TV Globo, de Río de Janeiro-, Chile -en el programa Sur, que conduce Sergio Livingstone, ex arquero de Racing- Uruguay, Paraguay, Colombia, México, Bolivia, Perú y algunas ciudades de los Estados Unidos fueron los lugares en los que ofrecí exhibiciones. Ahora, apunto a Perú. Es que jamás en toda mi vida soporté una crisis económica como esta. Mis ahorros se van evaporando...", lamentó Pacheco, quien a los 23 años abandonó Tucumán para radicarse en Buenos Aires.
Lamenta esta época de bolsillos flacos. "La actividad decayó. Pero levantará -confía-. El billar es como el tango, no pierde vigencia pese a que en Buenos Aires ya no existen las tanguerías... Todo como efecto de la falta de plata".

Cuna de campeones
Tucumán fue cuna de excelentes billaristas. "En mis mejores épocas, entre el 40 y el 45, los rivales más fuertes eran Miguel Zavalía, Atilio Contini, Napoleón Cristo, El "Negro" Villalba... Jugábamos a la ?metida? (darles un valor en pesos a las bolas que introduce el rival) en el bar Masmud, que quedaba en Mendoza y Rivadavia".

Disciplinas preferidas
"En el ámbito nacional se practican todas las disciplinas. Depende de las regiones; en el norte se juega snooker pool y billa, mientras que en el sur hay más aficionados a la carambola y al casín. El pool está avanzando mucho porque incorporó gente joven. Es más fácil que los otros juegos. Yo diría que allí está el semillero. Se aprende a manejar el taco, a golpear, los efectos...", explicó Pacheco, mientras fuma un cigarrillo, saboreando un café, en la Sociedad Sirio Libanesa. Allí se presentará hoy a las 19. "Con entrada libre", aclara.Pacheco tiene una fijación. "Los desaparecidos Campeonatos Argentinos de snooker. Es que el país está hecho pedazos. Yo antes trabajaba un mes en cada ciudad, todos los días hacía exhibiciones. Ahora en un mes puedo recorrer toda la Argentina. Es incontable la cantidad de bares-billares que cerraron...", expresa casi conmovido.
"Hasta hace diez años, cuando falleció mi esposa, ella me acompañaba a las giras. También me presenté acompañando a Pedro Leopoldo Carreras, campeón del mundo en cinco especialidades. Falleció joven, a las 48 años", rememora.Guarda recuerdos muy gratos de otros billaristas tucumanos de una generación más reciente: "Eduardo Elías, Armando ?Lulo? Díaz... Pero el primero de todos fue ?Mulita? Marti, era un espectáculo verlo jugar, Zavalía, Soler...".

El dos por cuatro
Su nuevo sueño es escribir un libro, pero en lunfardo. "Es que recorrí la calle Corrientes en su época de máximo esplendor. Los 36 Billares, donde paré 40 años, en Corrientes al 1.400. Recuerdo que al frente cantaban Jorge Vidal, Héctor Mauré, todavía acompañados con guitarras. También la orquesta de José Basso con Floreal Ruiz. Hablo de los 36 Billares originales. Por esa zona debutó Julio Sosa; tocaba Juan D?Arienzo, con Laborde. Corrían los años 47, 48, 49..."."Será por eso que siento tanto dolor cuando los recuerdos me invaden. Era otra Argentina", concluyó este tucumano que cuenta entre sus amigos dilectos a Alfredo Di Stéfano y al inolvidable Roberto Goyeneche.

CON TACO Y TIZA
CLERICO.- Miguel Zavalía, entrañable amigo de Pacheco, solía definir a los café-billares como "el clericó de la vida". "En estos lugares se reúnen todas las clases sociales", explicaba "Miquicho", múltiple campeón de billa y de snooker de esta provincia. Es que no existen en este espacio "los unos y los otros". Pueden compartir la charla -café mediante- médicos y enfermeros, abogados y secretarios, ocupados y desocupados, empresarios, comerciantes... Hasta los propios mozos están habilitados a participar del momento.

INOLVIDABLE.- Todavía se recuerdan en Tucumán los memorables campeonatos argentinos de snooker pool que se disputaban en la Sociedad Sirio Libanesa, en el Club Caja Popular (en su estadio de básquet) y hasta en el propio Defensores de Villa Luján.

FRONTERAS AFUERA.- La calidad de los billaristas tucumanos trascendió las fronteras. Muchos de ellos se presentaron en Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil, en torneos profesionales, es decir en el ámbito del billar rentado. Incluso llegaron a disputar partidos en Miami. Por caso, un fuerte empresario local habría solventado giras de brillantes jugadores tucumanos, y habría compartido con ellos las utilidades.

CLASICOS.- No mencionar al ya desaparecido bar Colón, al legendario El Molino, de los hermanos Vidal, a los caracterizados salones de El Bajo, La Presentación, Carabelas, y más recientemente a Las Vegas y Punto Banca, sería un desacierto. Todos estos lugares encierran historias de todo tipo, anécdotas jugosas, amistades indisolubles.

DISTINTA OPCION.- En los alrededores de esta capital, como así también en ciudades y localidades del interior de la provincia, la disciplina de la billa cuenta con mayor cantidad de adeptos que el snooker pool. La primera disciplina es más simple; el juego es más directo, pero no por ello menos entretenido que el snooker, considerado por muchos como "el ajedrez del paño verde". Supera a una especialidad líder -especialmente en el sur del país- como la carambola.

VIL METAL.- No sólo deportiva y socialmente se practica la billa o el snooker pool. En algunos lugares se cruzan incluso apuestas por dinero. Prevalece la tan popular "metida" (se le otorga un valor en pesos a la bola -en la billa- o al juego -roja, más la de color- en el snooker pool). El grueso de los practicante lo hace por el gasto que surge de la hora que se jugó, más el café consumido.

UN AVANCE.- La mujer tucumana comenzó a incursionar en el billar con el arribo del pool. Ellas también desean conocer los secretos de este juego, que conjuga la geometría, la precisión y la proyección.

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