Cómo es pasar la Nochebuena trabajando en el Hospital de Niños: “Acá la enfermera es todo”

Juana contó a LA GACETA cómo se viven las fiestas lejos de casa, acompañando a pequeños pacientes y a sus familias. Emoción, vocación y una sensibilidad que no se apaga.

Hace 2 Hs

Mientras muchas familias se preparan para celebrar la Nochebuena en casa, en el Hospital de Niños el clima es distinto. Allí, el trabajo no se detiene y el compromiso de quienes cuidan a los más pequeños se vuelve aún más profundo. Juana Lucena, enfermera de sala desde hace dos décadas, lo resume con una frase que lo dice todo: “Acá se vive llorando, no se puede evitar”.

Juana trabaja junto a una colega en la sala y reconoce que, aunque con los años uno intenta “ponerse una coraza”, las emociones siempre afloran. Es bonito, pero es duro. Uno se acostumbra, pero no se puede naturalizar del todo. Yo vivo llorando”, confiesa a LA GACETA, visiblemente emocionada.

Con 20 años de experiencia, asegura que el hospital también es un lugar donde se ve la sanación y la esperanza. “Acá la pasamos genial, estamos para los chicos. Todo es por ellos”. La mujer intenta contener las lágrimas. Para Juana, la sensibilidad no es una debilidad, sino una condición indispensable para ejercer la profesión: “No podría estar acá si no fuese sensible”.

La enfermera destaca que muchas veces el rol del personal de enfermería no es suficientemente reconocido. “Por ahí tenemos cero reconocimiento, pero desde nuestro lugar tratamos de que los chicos tengan la mejor atención, la contención que necesitan, y acompañarlos en este momento”, afirma con convicción.

Cómo es pasar la Nochebuena trabajando en el Hospital de Niños: “Acá la enfermera es todo”

Cuando se le pregunta de dónde sacan fuerzas para sostener a las familias en situaciones tan complejas, Juana no duda: “Los años de trabajo nos hacen un poco más fuertes, pero el niño nos necesita fuertes y profesionales. Eso hace que demos lo mejor de todo lo que estudiamos”.

En el Hospital de Niños, la enfermera cumple múltiples roles. “Tenemos que ser profesionales, sensibles, mamás, tenemos que ser todo. La enfermera es lo primero y lo último que ve cada niño todos los días”, remarca.

Antes de despedirse, deja un mensaje simple pero potente para esta Navidad: “Paz, salud… y bueno, que nos aumenten el sueldo”, dice entre risas, cerrando un testimonio cargado de humanidad.

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