

San Lorenzo vivió una jornada determinante en el Nuevo Gasómetro. En medio de una crisis política que se profundizaba hora a hora, la Asamblea de Representantes designó a Sergio Costantino como presidente interino del club. Su mandato será corto pero decisivo: ordenar una institución convulsionada tras la abrupta salida de Marcelo Moretti y encaminar un llamado a elecciones que deberá reconstruir la legitimidad perdida.
La votación estuvo marcada por la tensión y la incertidumbre. Hasta último momento existió la posibilidad de que Matías Lammens, exmandatario azulgrana, regresara al gobierno transitorio con apoyo de distintos sectores asamblearios. Sin embargo, el conteo se inclinó finalmente hacia Costantino, quien terminó imponiéndose en un cierre tan ajustado como inesperado.
En el plano político, Costantino no es un desconocido. Funcionario del Gobierno de la Ciudad, fue una pieza clave dentro del esquema de Horacio Rodríguez Larreta, donde ocupó cargos sensibles como Secretario de Inclusión Social y, más tarde, Secretario de Hábitat e Integración Social bajo la gestión de Jorge Macri. En San Lorenzo, su ascenso fue rápido: como Secretario General durante la presidencia de Horacio Arreceygor, participó de negociaciones clave vinculadas a la Ley de Rezonificación y al proyecto de Av. La Plata.
Su salto a la primera línea dirigencial se dio en las elecciones de 2023, cuando encabezó la lista “Por Amor a San Lorenzo”. Aunque quedó en segundo lugar detrás de Moretti, mantuvo su rol como vocal de la minoría y ese “acto de supervivencia política” explica por qué hoy ocupa el sillón presidencial por vía estatutaria. La renuncia masiva de la Comisión Directiva lo dejó como figura natural de transición en un escenario crítico.
Los desafíos inmediatos
Costantino asume un club con urgencias en todos los frentes: deberá avanzar con una auditoría para transparentar el estado económico, resolver inhibiciones que afectan directamente al armado del plantel y garantizar un proceso electoral ordenado para 2026. Mientras Moretti denuncia un “golpe institucional” y la Justicia sigue con atención cada movimiento, queda por verse si Costantino podrá convertirse en el pacificador que San Lorenzo necesita o si la crisis terminará consumiendo también su breve gestión.







