

El santoral del 22 de diciembre recuerda al Beato Tomás Holland, sacerdote jesuita y mártir inglés del siglo XVI, que entregó su vida por mantenerse fiel a su fe en un contexto de persecución religiosa. Su testimonio representa uno de los capítulos más duros de la historia del cristianismo en Inglaterra durante el reinado de Isabel I.
¿Quién fue el Beato Tomás Holland?
El Beato Tomás Holland nació en Inglaterra a mediados del siglo XVI, en una época marcada por la ruptura con Roma y la instauración del anglicanismo como religión oficial. Ingresó a la Compañía de Jesús, donde se formó como sacerdote con la misión de acompañar espiritualmente a los católicos perseguidos.
Su vocación lo llevó a ejercer el ministerio en la clandestinidad, celebrando misas en secreto y asistiendo a fieles que arriesgaban su vida por practicar el catolicismo.
Persecución y martirio
Durante el reinado de Isabel I, los sacerdotes católicos eran considerados traidores al Estado. Tomás Holland fue arrestado por su condición de jesuita y acusado de conspiración, un cargo habitual utilizado para justificar la represión religiosa.
Tras un proceso judicial sin garantías, fue condenado a muerte y ejecutado el 22 de diciembre, convirtiéndose en uno de los muchos mártires ingleses de ese período. Su muerte selló una vida dedicada al servicio espiritual y a la fidelidad a sus convicciones.
Beatificación y reconocimiento de la Iglesia
La Iglesia reconoció su sacrificio al proclamarlo beato, integrándolo al grupo de los Mártires de Inglaterra y Gales. Su figura es recordada como símbolo de valentía, coherencia y entrega total a la fe, incluso frente a la muerte.
Otros santos que se celebran el 22 de diciembre
Además del Beato Tomás Holland, el santoral del 22 de diciembre recuerda a:
Santa Francisca Javiera Cabrini, misionera y patrona de los migrantes.
San Zenón, obispo y mártir.
San Hungero, obispo de Utrecht.
Santoral del 22 de diciembre: fe y resistencia
La conmemoración del Beato Tomás Holland invita a reflexionar sobre la libertad religiosa y el valor del testimonio personal. Su vida recuerda que, aun en contextos de persecución, la coherencia y la fe pueden convertirse en un legado perdurable.







