GESTO SIMBÓLICO. El acto concluyó con una fotografía de los referentes en el Salón de la Jura, donde se proclamó la independencia.
El pasado miércoles, en uno de los acogedores salones del Museo Casa Histórica de la Independencia, se reunieron los referentes de las principales instituciones que producen, gestionan y aplican conocimiento en la provincia. En ese lugar, rodeados por ilustraciones que recrean escenas de la Batalla de Tucumán, firmaron la carta acuerdo que formaliza la constitución de la Mesa de Ciencia y Tecnología de Tucumán.
El espacio se propone para facilitar la articulación entre universidades públicas y privadas y organismos de investigación como el Conicet y el INTA. El objetivo es coordinar agendas, gestionar posibles conflictos y trabajar de manera conjunta en la organización del plan estratégico de ciencia y tecnología, ya redactado y con horizonte 2030.
La Mesa apunta a conectar lo que hoy investigan los científicos con los problemas reales del territorio, avanzar en respuestas concretas a partir de la oferta científica local y de las demandas que planteen tanto las autoridades provinciales como el sector productivo. Este capítulo cierra el trabajo iniciado en 2023, impulsado en ese momento por el entonces secretario de Gestión Pública y Planeamiento, Julio Saguir.
Mejor calidad de vida
El ingeniero Marcos Ceconello ofició de coordinador y fue el encargado de abrir el diálogo protocolar previo a la firma: “Cuando las sociedades indagan en cómo mejorar la calidad de vida de sus poblaciones, la respuesta siempre está en la ciencia, la tecnología y la innovación; ese es el fin que nos convoca”, manifestó.
Durante el acto, los participantes coincidieron en subrayar que la ciencia es un factor decisivo para el desarrollo económico de una región o territorio y para mejorar la vida cotidiana de sus habitantes. “Muchas veces no se percibe su efecto práctico, pero todo está atravesado por el desarrollo tecnológico”, explica Ceconello. “Desde comprar alimentos o pedir un turno médico por medio de una aplicación, hasta los avances en tratamientos para enfermedades crónicas”, detalla graficando el modo en que la ciencia forma parte de nuestras rutinas habituales.
Las instituciones
La Mesa de Ciencia y Tecnología de Tucumán está integrada por nueve instituciones de referencia: Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta), Universidad San Pablo-T (UNSP-T), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y Fundación Miguel Lillo.
“Tucumán aún sigue siendo el polo de ciencia y tecnología del país”, afirmó durante la jornada el doctor Augusto Bellomío, director del Centro Científico Tecnológico del Conicet NOA Sur. “Esto es así gracias a que en su momento tuvimos gobernantes que tuvieron la inteligencia de apostar al conocimiento con la creación de universidades y la Estación Experimental Obispo Colombres, entre otras acciones”, dijo para cerrar, señalando la importancia del acompañamiento de las autoridades gubernamentales.
Durante el acto también se destacó el trabajo crucial que llevan a cabo estas instituciones y su prestigio nacional e internacional. Los distintos referentes anticiparon que una unión de este tipo constituye un “hecho histórico” que promete generar sinergia y alto impacto en la provincia. “Aquí plasmamos una visión de lo que queremos para nuestra sociedad”, afirmó el rector de la UNT, ingeniero Sergio Pagani. “Sin ciencia y tecnología no hay futuro”.
Plan estratégico
Es por eso que las instituciones convocadas desarrollaron, además, el Plan Estratégico 2030 del Sistema de Ciencia y Tecnología de Tucumán con la intención de facilitar el acceso a soluciones ya desarrolladas, pero también trabajar sobre las demandas y necesidades requeridas por las autoridades provinciales y el sector privado.
“Sabemos que la provincia, por su propia ley de ciencia y tecnología, también está en una etapa inicial para redactar un plan”, cuenta Ceconello. “Nuestra intención es sumar a esa construcción, no se trata de confrontar entre planes distintos, sino poder coordinar, establecer sinergia y decir, bueno, vamos por acá”.
El plan 2030 surge bajo un proceso de construcción participativa en donde más de 200 investigadores de todas las instituciones de ciencia y tecnología de Tucumán intervinieron activamente a fin de planificar, atentos a la demanda del poder ejecutivo en todas sus áreas y el sector productivo. Es un proceso inédito para nuestra provincia.
En ese sentido, recogieron necesidades planteadas por distintas áreas del Estado provincial y surgieron líneas de trabajo en vivienda, transporte, energía, educación, salud, ambiente, turismo y producción.
Entre otros puntos determinantes, se mencionan la incorporación de nuevas tecnologías en la construcción de viviendas, la mejora del transporte público, el desarrollo de materiales para infraestructura vial, la transición energética, la alfabetización y formación docente, la salud mental, la telemedicina, la atención a personas con discapacidad y adultos mayores, y la salud ambiental.
En el plano productivo, el foco se puso en desafíos estructurales: desarrollos para el sector citrícola, proyectos de competencia internacional, avances en materia de biocombustibles, soluciones para la industria textil, el aprovechamiento del bagazo de caña y la necesidad de diversificar la matriz económica con mayor valor agregado.
La implementación de este plan podría ser clave para el desarrollo de la provincia, según lo apuntado por los referentes de la Mesa. Respecto a esto, Ceconello fue contundente: “No hay ningún país en el mundo que se haya desarrollado sólo con su sector primario”, asegura. “Y más allá de la importancia de ese sector para la provincia, hace falta agregar valor, diversificar la producción y sostener políticas de largo plazo. Es por eso que potencias como China y Estados Unidos tienen planes de ciencia y tecnología que exceden a los gobiernos y eso explica, en gran parte, el lugar que ocupan hoy a nivel mundial”.
Sin embargo, las distintas voces participantes recalcaron que este no es el caso de Argentina, donde el contexto actual de la ciencia a nivel nacional es de crisis y un desfinanciamiento marcado por recortes presupuestarios, baja inversión en investigación y desarrollo, y el estancamiento de programas claves.
“Pareciera haberse puesto de moda desarmar las estructuras públicas en función de intereses trasnacionales”, señaló el doctor Ramiro Albarracín, rector de la Universidad San Pablo T, para luego remarcar las ventajas competitivas de la provincia gracias a la oportunidad de fomentar el desarrollo apoyado en sus sólidas casas de estudio y organismos de ciencia.
La firma
Con la firma en la Casa Histórica, la Mesa de Ciencia y Tecnología de Tucumán dio un paso formal. El acto concluyó con una fotografía de los referentes en el Salón de la Jura, donde se proclamó la independencia argentina. El gesto tuvo una fuerte carga simbólica: la vinculación del pasado de la provincia, y su potente historia política, con un proyecto de futuro basado en el conocimiento.
El desafío, como advirtieron varios de los participantes, será que el acuerdo no quede solo en el papel y logre traducirse en políticas, proyectos y decisiones concretas. “Tener un horizonte claro permite gestionar incluso en contextos de escasez”, dice Ceconello, de nuevo refiriéndose a la situación actual de la ciencia argentina. “La ciencia no es un lujo, sino una condición básica para el desarrollo”, dice con firmeza el profesional advirtiendo que lo que no se invierte hoy en desarrollos científicos y tecnológicos propios, significará en el futuro un egreso de recursos para importar soluciones.
“Además, tenemos el deber de reafirmar que la formación, la educación y el conocimiento son tan valiosas para la ciencia como lo han sido siempre, que este discurso actual anticientífico es absurdo y profundamente irracional”, concluye.








