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En el teatro San Martín hay una sensación particular: afuera el clima es caluroso y se palpitan los festejos; adentro hay nieve y ya están sumergidos en una Navidad hegemónica.
El ballet, las luces y los vestuarios se lucen en escena después de mucho tiempo. “Volver y poner ‘El Cascanueces’ íntegro después de casi 30 años es un orgullo enorme, porque fue una creación y modificación mía para que la obra se presente desde un lado más actual y no tan cargado cómo se solía hacer”, confiesa Ángel Gómez, director y coreógrafo de la puesta que se verá por última vez esta noche a las 21 en el coliseo de avenida Sarmiento 601, con la intervención del Ballet Estable de la Provincia y de alumnos jóvenes de la Escuela Taller de Danza del Ente Cultural de Tucumán (ETAD). Los socios de Club LA GACETA tendrán 2x1 en entradas. La música original es de Piotr Ilich Tchaikovski.
Gómez partió de adolescente para formarse en el Teatro Colón de Buenos Aires y regresó para ofrecer a Tucumán un clásico de esta época de fin de año. Augura que lo que más resonará en el público será la cena del primer acto, con una afinidad distinta a la original, pero que mantiene la emoción nostálgica colectiva: “el encanto está en que, cuando somos chicos, todos soñamos con esa Navidad blanca llena de nieve, aunque la nuestra tenga calor, familias numerosas y comidas largas”.
“El relato representa el crecimiento de la niña Carla y su paso a la adolescencia, de la mano de su tío, que la guía en ese camino no desde el abrazo familiar sino desde el punto de poder tomar decisiones propias”, señala. Y esa evolución también se ve -como metáfora- en la batalla entre ratones y soldados, donde se representa el miedo, el enfrentamiento y la realización personal. “Hay algo mágico en esta escena. Los trajes de las chicas de ETAD te transportan a ese momento, haciéndolo uno de los momentos más disfrutables”, comenta Sabrina Fresco, quien interpreta a la protagonista.
Otro universo
En el segundo acto, la obra se abre otro universo, donde se le muestra a Carla el mundo y lo que hay más allá de su hogar en un viaje multicultural a través de diferentes danzas (árabes, chinas y españolas, entre otras). “Modifiqué mucho de lo clásico porque ya pasó de moda el ballet tan detenido. Quise que fuera más vivo. Es un cuento que te lleva a soñar. Quiero que el público salga sintiendo eso: que recuperó un pedacito de su infancia”, aporta el director. El vestuario fue traído del Teatro Argentino de La Plata, y se completa con un juego de luces y la proyección de nieve le da ambiente a sumerge al público en un viaje planetario.
Carla también es interpretada por María Belén Serrano. “Es una hermosa oportunidad de compartir un ballet en familia; por ahí uno se basa mucho en los cuentos que atraen a los niños y ver reflejandos esos relatos en el escenario es bastante lindo. Mucha gente conoce a ‘El Cascanueces’, pero verlo en el San Martín es una experiencia diferente”, concluye.









