La historia de Kshamenk, la orca que llegó a Mundo Marino en 1992. Foto: Mundo Marino
La muerte de Kshamenk, la última orca cautiva en toda América Latina, conmocionó a las redes sociales, grupos de activistas y a todos los argentinos que estaban en contacto con el caso del animal. Objeto de múltiples luchas, campañas e iniciativas de liberación, el animal vivió tres décadas en el acuario de Mundo Marino, en San Clemente del Tuyú, donde falleció este domingo 14 de diciembre.
El fallecimiento de Kshamenk, la Orca de 33 años que participó durante años en los shows del conocido oceanario, fue anunciado por el mismo Mundo Marino a través de un comunicado. La causa, según informaron, fue un 'paro cardiorrespiratorio'. Sin embargo, los motivos por los que ocurrió aún se encuentran en análisis, pero 'todo indica que se trató de un cuadro asociado a su avanzada edad, del cual no pudo recuperarse a pesar de los esfuerzos y la atención permanente de los profesionales dedicados a su cuidado', explicaron desde el acuario.
¿Cómo llegó Kshamenk a Mundo Marino?
Kshamenk llegó a Mundo Marino en 1992. Se trataba de un cachorro macho que se encontraba varado en el Río Ajó, un estuario del Partido de General Lavalle, Buenos Aires, que desemboca en la bahía de Samborombón. Los vecinos habían dado el aviso de que cuatro animales se encontraban atrapados en la costa, pero, según informe de La Nación, cuando los especialistas se presentaron en la zona, solo encontraron una pequeña orca.
El texto que difundió ayer Mundo Marino advirtió que en ese momento “en un primer diagnóstico se observó que el animal atravesaba una situación crítica. Se intentaron distintos métodos para poder efectuar el rescate y reinserción, pero todos fueron infructuosos ya que el animal estaba muy débil", explicaron.
"La única alternativa que quedó fue tratar de llevarlo a las instalaciones de Mundo Marino, con la aprobación de las autoridades nacionales, para que pudiese recibir un tratamiento adecuado para su recuperación”, detallaron en el informe.
Según estimaron los especialistas, Kshamenk tenía cuatro años de edad en ese momento, por lo que superó el promedio de expectativa de vida de tres décadas para los machos de la especie en cautiverio, aunque pueden vivir hasta 60 años o más en su hábitat natural.
La controversia en el rescate de Kshamenk
Kshamenk fue un ejemplar que desde su llegada estuvo bajo la mira de conservacionistas y defensores de los derechos animales. Estos grupos cuestionaron desde un primer momento la versión de que haya sido rescatado junto a un grupo de orcas.
Para los activistas, Kshamenk había sido capturado deliberadamente para ser utilizado en un espectáculo de orcas. “Salieron a buscar una orca macho para Belén, que era la hembra que tenían. Lo que querían era reproducción para tener más orcas y tener un espectáculo de orcas. Esa es la pura verdad”, afirmó María Rosa Golía, de la ONG Marine Animal Rights en un artículo de la CNN el año pasado.
Los argumentos de Mundo Marino
Mundo Marino insistió en todo momento que actuó en el mejor interés de Kshamenk y que era mejor pasar los años que le quedaban en cautiverio. Advirtió que después de la rehabilitación de la orca recibió asesoramiento de expertos que indicaron que reintroducirla en la naturaleza pondría su vida en riesgo.
Desde La Nación informaron que las orcas son animales que viven en grandes grupos matriarcales y permanecen en compañía de sus madres durante los primeros años de vida. La madre es la responsable de enseñar a la pequeña orca a cazar y a sobrevivir por sus propios medios, pero todo el grupo social cumple un rol importante en la educación de los nuevos miembros. Sin ellos, la supervivencia durante los primeros años es inviable.
“Por eso, tras su rescate, se procuró que Kshamenk estuviese acompañado en todo momento, y que de a poco fuera teniendo confianza en las personas que estaban cuidándolo para que él permitiera, sin temor, que le tomaran muestras para el monitoreo de su salud y aceptara el alimento que se le ofrecía”, explicaron desde Mundo Marino.
Por último, desde el oceanario concluyeron que el contacto humano necesario para su rescate llevó a que la orca se acostumbrara a la compañía de sus cuidadores como parte de su grupo social, “haciendo imposible su reinserción ya que lamentablemente no hubiese sobrevivido en la naturaleza sin su grupo familiar”. Señalaron que “gracias a los cuidados que le hemos dado pudo vivir la cantidad de años que una orca macho vive en promedio en la naturaleza (30 años)”.









