“Solo teníamos el pasaje de ida”: dos hermanos de Racing y el vértigo de una final lejos de casa

Ignacio y Milagros Ubertalli pasajes sin entradas, convivieron con el miedo y llegaron a Santiago del Estero para vivir una definición que los encuentra juntos.

ALIVIADOS. Ignacio y Milagros posan en una estación de servicio, tras conseguir las entradas para la final. ALIVIADOS. Ignacio y Milagros posan en una estación de servicio, tras conseguir las entradas para la final.
Gonzalo Cabrera Terrazas
Por Gonzalo Cabrera Terrazas Hace 3 Hs

Mientras el sol empezaba a caer sobre Santiago del Estero y el movimiento alrededor del estadio Madre de Ciudades crecía minuto a minuto, la estación de servicio ubicada justo enfrente se convirtió en uno de los principales puntos de encuentro para los hinchas de Racing. Entre autos, micros y camisetas celestes y blancas, Ignacio Ubertalli y su hermana Milagros aguardaban la hora de ingresar al estadio después de una travesía que, como tantas otras finales, tuvo más incertidumbre que certezas.

Son hermanos, tienen 30 y 29 años, viven en San Miguel (Buenos Aires) y comparten una pasión heredada. La historia del viaje empezó casi sin planificación, apenas Racing selló su pase a la final.

“Vinimos en un coche semicama desde Retiro. Salimos a las 7 de la tarde y llegamos hoy cerca de las 11 de la mañana”, relató Ignacio. No hubo demasiada anticipación ni margen para dudar. “Primero sacamos el pasaje de ida ni bien ganó Racing. Después veíamos cómo hacíamos con la entrada”, contó

Ahí apareció el primer sobresalto. El miedo a viajar sin entrada fue real. “El primer día no conseguimos con Naranja X. Hicimos cuentas nuevas, intentamos de todo y nada. Pensé: ‘listo, perdí el pasaje’”, recordó Ignacio, todavía con algo de nerviosismo en la voz. Milagros asintió y agregó que el recuerdo de otras finales también pesaba. “Ya nos había pasado antes, así que había miedo”. Finalmente, la suerte estuvo de su lado. “Nos metimos en la fila virtual el segundo día y conseguimos para los dos”, explicó Ignacio, aliviado.

Mientras cargaban agua y se acomodaban a la sombra, los hermanos hablaron de lo que significa compartir esta pasión. Racing, para ellos, es una herencia familiar. “Esto viene por mi viejo, mis tíos, mi abuelo. Es familia”, resumió Milagros. “Para mí Racing es eso: mi viejo, mis hermanos, estar juntos”, completó la idea Ignacio.

Enojo por la sede

La distancia y la elección de Santiago del Estero como sede también aparecen en la charla. No todo es color de rosa. “Es mucho viaje, es lejos”, admitió Ignacio, aunque matizó.“La experiencia está buena, no soy totalmente crítico”.

“Falta información y organización, sobre todo con los micros de vuelta. Si hay alargue o penales, no sabés si llegás”, analizó Milagros. Ellos mismos tuvieron que cambiar pasajes por miedo a perder la salida y quedar varados hasta el día siguiente.

Pese a todo, la expectativa manda. La ilusión está intacta. “Paso a paso, como todos”, dijo Ignacio cuando se le pregunta por el partido. Y Milagros no dudó al hablar de los referentes.  “(Gustavo) Costas es muy importante para la historia de Racing. A muchos nos cerró la boca. Y ‘Maravilla’ (Adrián Martínez), Santiago Sosa… vienen muy bien”.

Antes de cruzar hacia el estadio, los hermanos se miran, sonríen y ajustan las camisetas. No vinieron en familia ni con amigos: vinieron solos, juntos. La estación de servicio, la ruta y la espera fueron apenas la antesala. Ahora, como tantas veces, Racing vuelve a ser el punto de encuentro.

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