EEUU intimó al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, a abandonar su propio país (él, junto a toda su familia), hasta este viernes 5 de diciembre, conviviendo en esa corta frase, todas las violaciones a la legalidad y al Derecho Internacional que existen y que uno pudiera imaginar. Previamente, hubo toda una campaña de desprestigio y hasta de criminalización del presidente Maduro y de la hermana República Bolivariana, acusando a su democrático gobierno de ser - básicamente - un narcoestado, llegando al extremo de actuar con absoluta impunidad masacrando pequeñas embarcaciones con trabajadores en ellas, con la conocida parafernalia mediática comunicacional. Este decadente imperio estadounidense confirmó a la humanidad toda su irrevertible caída ética, moral y cultural, al elegir por segunda vez a un sujeto como Trump, el modelo perfecto - que pinta de cuerpo entero - al yanqui que piensa que EEUU es el Mundo y que él es EEUU, por lo que de nada tiene más peso que sus palabras y órdenes, a pesar de su validada ignorancia en temas básicos de la historia; de la sociología y de la geopolítica. En ese sentido, Trump demostró ser más torpe incluso que Mauricio Macri (aunque pensándolo bien, habría que ver cómo actuaría el hijo de Franco, siendo dueño del “Botón Rojo”, ¿eh?). No hay una lucha de egos entre Donald Trump y Nicolás Maduro, como intentan pintarlo algunos medios de comunicación, sino la prepotencia bruta e ignorante de un EEUU al que le quedan reservas de gas comprobado para 12 años y ve en Venezuela a su única salida inmediata, al tratarse de la primera reserva petrolífera y la tercera gasífera en el mundo. Por otro lado, desde que el presidente Nicolás Maduro y su gobierno decidieron despojarse del dólar billete como moneda para operar internacionalmente y pasar a hacerlo con una canasta de monedas (impulsada, principalmente por China y Rusia), los indicadores socioeconómicos venezolanos iniciaron una tendencia al alza, que se mantiene constante hasta estos días. Antes fue la amenaza comunista, luego la terrorista, ahora la del narcotráfico… Lo cierto es que al cinematográfico mundo de la política yanqui nunca le faltaron excusas y mentiras para invadir países, imponer normas y gobiernos, matar y saquear. La digna Venezuela resiste y no está sola. Que sigan amenazando estos sicarios internacionales disfrazados de demócratas republicanos: solo conseguirán más rechazo de la América del Sur y pueblos del Caribe.
Javier Ernesto Guardia Bosñak
Javierucr1970@gmail.com






