A FUTURO. Cecilia Paliza abre un nuevo camino artístico.
“Sigo eligiendo cantar, y eso para mí ya es un milagro”.
Así sostiene Cecilia Paliza su actual momento artístico, que corona con el lanzamiento de su disco “Yo soy folclore”, con cinco temas de los cuales tres son de su autoría. Y para presentarlo estará en su espacio, Lo de la Paliza (Laprida 181), desde las 21, en un show para invitados con su banda de ocho músicos, que luego continuará con Coqui Sosa, ya abierto a todo público.
“Es un proyecto muy profundo y significativo”, anticipa la cantante para LA GACETA.
- ¿Por qué elegiste llamarlo “Yo soy folclore”, cuando tu repertorio es más amplio?
- Porque, aunque mi camino musical recorrió muchos géneros, el folclore es el lugar al que siempre vuelvo. Es mi raíz, mi manera de sentir y de contar las cosas. En este disco quise decirlo sin vueltas: todo lo que soy como artista nace de ahí. Y todo lo que hice lejos del género, me acerco aún más al folclore. Puedo abrirme a otros colores musicales, pero es la esencia que me sostiene.
- ¿Hay una reivindicación de tu origen y un puente hacia tu padre en ese título?
- Sí, absolutamente, es reconocer de dónde vengo. Mi papá (el Chango Paliza) fue mi primer maestro de música y de vida, y gran parte de mi vínculo con el canto nace de él. Hay algo de homenaje y algo de continuidad. Crecí escuchando estas canciones en casa, viéndolo tocar y cómo la música unía a las personas. Este disco también es esa memoria afectiva puesta en sonido. La letra de la canción que grabé junto al Chaqueño Palavecino la comenzó mi padre y yo la terminé. Ahí también está mi unión con él, es herencia que él me dejó.
- ¿Qué implica haber compuesto la mayoría de las canciones y a qué le escribís?
- Componer para este disco fue una necesidad. Sentí que tenía cosas para decir con mi propia voz, desde mi propia vivencia. Escribo a lo que me emociona: a la tierra, a los vínculos, a mí misma, al movimiento interior que provoca haber caminado tantos años con la música. Nacen de lo cotidiano, pero también de lo espiritual. Son como pequeñas ventanas a mi universo más íntimo. Son canciones modernas, los arreglos tienen efectos urbanos para estar a la época y llegar a otros públicos. En mis recitales, hay mucha fuerza y conecto mucho con el público joven.
- ¿Cómo discurre el folclore dentro de tu cotidianeidad?
- Está en todo: en cómo hablo, en cómo siento, en las imágenes que me vienen cuando escribo. Está en mi casa, en mi forma de relacionarme con la naturaleza, en las historias que escuché desde niña. Está en haber elegido mi provincia para crecer como artista. No es sólo un género musical, sino una manera de mirar el mundo. Para mí, vivir es folclore: es la memoria, la raíz y el presente conviviendo todo el tiempo.”
- La simbología de la tapa resume tu recorrido artístico...
- Es una síntesis de todo mi camino. Es mi cuerpo armado en retazos de mi vida. A la cabeza hay una foto de mí a los cinco años, cuando pisé el primer escenario profesional y representa cómo sigo sintiendo y soñando. Hay paisajes tucumanos, su flora y su fauna, como un jazmín que me regaló mi padre. Los boletos que me llevaron a Pre Cosquín a mis 16 años. El bombo y la foto de mi primer disco... Quise que todo reflejara esa fuerza femenina y terrenal que me sostiene. Pero claro que hay mucho más del recorrido que aún no está contado y se abrió una nueva etapa creativa; es un capítulo, no el cierre.
- ¿Cuál es el balance de 37 años de trayectoria?
- De orgullo y gratitud. Fueron años intensos, de aprendizajes, de escenarios chicos y grandes, de búsqueda y de encuentros. Sostuve mi identidad y mi pasión aun cuando no era fácil. Mi carrera no se apoyó en el apellido ni fue un atajo. Todo lo conseguí trabajando, girando, formándome y sosteniéndome en los escenarios. Fui creciendo sola, con mi búsqueda y mis decisiones. Mi identidad artística la construí desde mi propio esfuerzo. Y siento mucha ilusión por lo que viene, en un momento de madurez artística que me permite disfrutar más profundamente cada paso.







