Territorio Digital: estudiantes secundarios proponen “no perderse lo real” y tomar el control sobre el uso de los celulares
“Nos dimos cuenta de que no éramos solo los adolescentes los que estábamos atrapados por el celular; los adultos también estaban perdidos”, confesó Pilar González Mejía, alumna de la Escuela Gabriela Mistral. Su frase marcó el pulso emocional de una nueva edición de “Encuentros LA GACETA”, que reunió a Iara Rivero Matías, directora pedagógica de Comfye; al docente Marcelo Corvalán, del Instituto Nicolás Avellaneda; y a la estudiante Lucía Lazzarano, del Colegio Pablo Apóstol. El panel formó parte del programa Territorio Digital: ¿Quién tiene el control?, una propuesta que invita a reflexionar sobre cómo la escuela puede convertirse en un espacio que acompaña, contiene y reconstruye vínculos.
El ciclo partió de una idea central: en tiempos de pantallas permanentes, el aula se transforma también en un refugio emocional, capaz de devolver sentido y vínculo a una generación que vive parte de su vida en lo digital.
Rivero Matías explicó que el proyecto surgió como respuesta a un aumento del 180% en los llamados vinculados a salud mental escolar desde 2021. “Gran parte de la vida emocional de los chicos transcurre en lo digital. Por eso, el desafío no es prohibir, sino acompañar. Escuchar, dialogar y generar espacios donde puedan recuperar autonomía”, sostuvo.
El video que abrió el panel mostró cifras preocupantes: el 63% de los estudiantes usa el celular para no sentirse solo, y el 78% conoce a alguien que apostó online. “La escuela, añadió, puede ser ese primer lugar donde los chicos encuentren contención, donde lo pedagógico y lo emocional se encuentren”.
Las voces que interpelan
González Mejía contó que su escuela impulsó los “recreos sin celular”, una experiencia que nació desde los propios alumnos. “No quisimos imponer nada. Queríamos que cada uno se dé cuenta de cuánto se pierde cuando no levanta la vista de la pantalla, que elija volver a mirar al otro”, relató.
Desde el Colegio Pablo Apóstol, Lucía Lazzarano expuso los resultados de su investigación sobre las apuestas online. “Nos dio miedo descubrir cuán fácil se genera una adicción. Hay chicos que lo perdieron todo apostando desde el celular. Queríamos prevenir antes de que fuera tarde”, explicó sorprendida la joven.
El aula que enseña a esperar
El docente Marcelo Corvalán remarcó que la transformación también debe incluir a los adultos. “Cuando filmamos los recreos, todos estaban con el celular. Propusimos una hora sin pantallas y al principio se aburrían, pero después redescubrieron el juego, la charla y la conexión humana”, contó.
El cierre dejó una enseñanza compartida. “Intenten no perderse de lo real”, dijo la estudiante Pilar. “Todo no está a un clic; hay que aprender a esperar”, completó Corvalán. Y Rivero Matías sintetizó el espíritu del panel. “Cuando los adolescentes sienten que su voz importa, se comprometen. El aula puede ser un espacio terapéutico que cura desde el encuentro”, cerró.






