Un broche de oro: San Martín inauguró su microestadio y le dio vida a una jornada histórica

En la antesala de las elecciones, la dirigencia encabezada por Rubén Moisello inauguró el estadio cerrado en el complejo “Natalio Mirkin”, la última obra de una gestión marcada por el crecimiento estructural.

TODO LISTO. San Martín inauguró su flamante microestadio. TODO LISTO. San Martín inauguró su flamante microestadio. FOTO DE OSVALDO RIPOLL / LA GACETA
25 Noviembre 2025

San Martín atraviesa horas decisivas. Con las tres listas ya oficializadas por la Junta Electoral y el club encaminado hacia las elecciones del domingo, el clima institucional mezcla expectativa, transición dirigencial y una atención total puesta en lo que viene. En ese contexto, tras una larga espera, apareció un último gran acto de una gestión que se despide dejando infraestructura y decisiones de largo alcance: la inauguración del nuevo polideportivo cerrado del complejo “Natalio Mirkin”.

El evento, que comenzó a las 19, reunió a decenas de socios e hinchas “santos” que se acercaron a conocer el recinto por primera vez. Entre ellos se movía Rubén Moisello, acompañado por su comisión directiva saliente, en una suerte de despedida simbólica de un mandato que no llegará a su fin. Para muchos, la jornada tuvo ese sabor de cierre: una obra proyectada durante años que finalmente se concreta en la antesala de un proceso electoral que definirá el rumbo del club para 2026.

El flamante estadio (con capacidad para 3.000 personas sentadas) impacta desde la entrada al complejo. Imponente por fuera y lujoso por dentro, sus detalles técnicos lo confirman: San Martín suma un recinto de primer nivel. La estructura cuenta con más de 2.500 m² cubiertos, sin columnas internas, 14 metros de altura, cancha de 40 metros de largo por 20 de ancho, seis portones de acceso, sistema de recuperación de agua de lluvia, playa de estacionamiento e ingreso directo desde avenida Perón. El piso, construido con tecnología Polyflex, es apto para futsal, vóley, handball, básquet y numerosas actividades deportivas: un salto enorme para la vida diaria del complejo.

Según destacaron autoridades del club, la magnitud del proyecto posiciona a San Martín para recibir competencias nacionales e internacionales, además de eventos culturales y recitales. La obra involucró a las últimas dos comisiones directivas y a las Juntas Fiscalizadoras, que también estuvieron presentes en el acto.

Con el correr de los minutos, la tarde se volvió festiva. Socios con banderas y redoblantes aguardaban la apertura del predio, mientras la comisión directiva asumía que la jornada también tenía un componente de despedida: abrazos sentidos, sonrisas y un clima de satisfacción mezclado con melancolía.

Pero rápidamente el protagonismo pasó a los socios y, sobre todo, a los más chicos, quienes se animaron a cortar la cinta inaugural y luego ingresaron al microestadio para realizar demostraciones y “bautizar” el nuevo espacio. Ya dentro, y rodeados de aplausos, distintas disciplinas como vóley, básquet, futsal y fútbolpusieron a prueba la obra mientras los padres observaban asombrados la calidad del estadio.

FOTO DE OSVALDO RIPOLL / LA GACETA FOTO DE OSVALDO RIPOLL / LA GACETA

Jugadores y entrenadores, los principales beneficiados del proyecto, no ocultaron su emoción. “Está bello. Los chicos se clavan en el piso, la pelota gira perfecto. Se compara con las mejores canchas en las que jugué. Nunca había visto un piso así: es imponente y hermoso”, destacó Rodrigo Sánchez, entrenador de las formativas de futsal, quien además remarcó la importancia de competir en un recinto propio y con medidas reglamentarias.

Benjamín Vargas, profesor de las divisiones formativas de vóley, compartió el mismo entusiasmo: “Siento mucho orgullo y felicidad después de tanta espera. Antes teníamos canchas al aire libre y si llovía no podíamos entrenar. Esto nos habilita a hacer un montón de cosas, que nos vengan a ver y, por qué no, ofrecer en un futuro que la Liga Argentina tenga al microestadio como sede”. Y agregó: “Este piso es buenísimo, tanto para vóley como para básquet. Los deportes con salto castigan las rodillas, pero con esta amortiguación no se siente nada”.

Mientras los más chicos continuaban con su exhibición, algunos directivos observaban con los brazos cruzados y una sonrisa calma. “Que ellos estén acá es lo más importante; le dan vida. Sin chicos, esto es un galpón”, dijo uno de ellos. Moisello tampoco ocultó su satisfacción. “Siento la tranquilidad de dejar un club mejor que aquel del que nos hicimos cargo en marzo de 2021, todavía en la parte final de la pandemia. Realizamos obras en el estadio y en el complejo que trascenderán generaciones”, afirmó en diálogo con LA GACETA.

El presidente también subrayó que la importancia del nuevo estadio excede al club. “Esto está pensado para los tucumanos. Si te fijás la ubicación y la nueva entrada, vas a ver que es un legado para la sociedad de Yerba Buena y para toda la provincia. En algún momento, sin duda, acá podrán hacerse grandes recitales y partidos internacionales de vóley, porque no existe en Tucumán una cancha preparada para eso. Lo mismo con el básquet: no hay un microestadio con estas condiciones”.

Luego enumeró avances concretos de su gestión: “La remodelación integral del estadio, la Cantina Temática, el Museo, la segunda cancha de hockey sintético, la Pensión de Juveniles y el ingreso por Perón son apenas la punta del iceberg de lo que dejamos a los socios”. Y también reconoció asuntos pendientes: el ascenso y la culminación de la obra civil del estadio cerrado, como las tribunas, baños y vestuarios.

A modo de despedida, reflexionó sobre sus últimos días en la presidencia y la renuncia anticipada. “Es un tremendo broche de oro. Estoy orgulloso de haber sido el presidente que contó con gente que nos ayudó en este proyecto. En lo personal, es un momento de transición. No es fácil para mí. Nunca había renunciado a nada, pero las circunstancias lo exigían. No podíamos tolerar otro año en el que había que esperar el primer o segundo resultado para que la gente pidiera que nos fuéramos. La campaña que se hizo contra la comisión (y por qué no, contra la institución) fue muy fuerte y caló hondo”.

Y agregó, con tono íntimo: “el corazón ciruja me va a seguir latiendo. Voy a seguir yendo a la cancha. Amo a San Martín. Lo que hicimos fue un acto de amor. Me queda la espina de irme un año y medio antes, pero no me arrepiento: creo que es por el bien del club”, cerró a modo despedida, melancólico, pero con la satisfacción del deber cumplido. Puede decirse que ahora San Martín tiene un polideportivo de calidad internacional.

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