Jimmy Cliff
Jimmy Cliff, una de las grandes figuras del reggae jamaiquino, murió a los 81 años por complicaciones médicas derivadas de un cuadro de neumonía, según anunció hoy su mujer, Latifa Chambers, a través de sus redes sociales.
“Con profunda tristeza les comparto que mi esposo, Jimmy Cliff, falleció a causa de una convulsión seguida de una neumonía. Estoy agradecida por su familia, amigos, colegas artistas y compañeros de trabajo que lo acompañaron en su camino. A todos sus fans alrededor del mundo, sepan que su apoyo fue su fortaleza a lo largo de toda su carrera. Él realmente valoraba a cada uno de ustedes por todo su cariño”, expresó Chambers en una publicación que realizó en la cuenta de Instagram oficial del artista.
“Jimmy, mi amor, que descanses en paz. Voy a seguir tus deseos. Espero que puedan respetar nuestra privacidad en estos momentos tan duros. Más información será brindada más adelante. Nos vemos, Leyenda”, concluye el comunicado firmado por su mujer y sus hijos Lilty y Aken.
Su muerte marca el cierre de una trayectoria que, antes de convertirse en leyenda, funcionó como punto de partida. Es que el músico fue quien abrió la puerta por la que luego entrarían Bob Marley, Peter Tosh y toda una generación que haría del reggae un fenómeno planetario.
Su historia
Nacido en St. James y criado en Kingston, Cliff fue un niño prodigio del ska y el rocksteady. A los 14 años ya grababa para productores locales, y a los 20 comenzaba a moverse por Inglaterra, donde la diáspora caribeña chocaba con la cultura pop británica en plena ebullición.
Ese cruce marcaría para siempre su obra: un sonido híbrido, que dialogaba con el soul, el pop y la música afroamericana sin perder su raíz jamaicana. Esa versatilidad lo convirtió en pionero, incluso antes de que el reggae tuviera nombre definitivo.
Su legado musical está tejido por canciones que se volvieron clásicos universales. “Many Rivers to Cross”, probablemente su obra más reconocida, condensó su sensibilidad espiritual y emocional y logró algo poco frecuente: ser versionada por artistas tan disímiles como Cher, John Lennon, UB40 o Annie Lennox, sin perder su potencia original. Con “You Can Get It If You Really Want”, Cliff creó un himno de luminosidad y perseverancia que trascendió generaciones; y con “The Harder They Come”, canción y película, detonó una revolución cultural.
El film de 1972, dirigido por Perry Henzell y protagonizado por el propio Cliff, es considerado uno de los grandes hitos de la historia del reggae. No solo lo instaló como actor, sino que amplificó el género a escala global: Estados Unidos, Europa y América Latina descubrieron allí un universo musical que hasta entonces circulaba casi exclusivamente en la diáspora.
La historia del campesino que se vuelve forajido frente a la explotación y el racismo se convirtió en metáfora social en pleno clima de tensiones internacionales. Su banda sonora, con temas de Cliff, The Melodians, Desmond Dekker y Toots & The Maytals, aún es señalada como una de las puertas de entrada más influyentes a la música jamaicana.
La carrera posterior del músico confirmó su capacidad de reinvención. Cliff grabó con productores británicos y estadounidenses, colaboró con Joe Strummer y artistas africanos, incursionó en el dancehall sin perder su sello melódico y, en los 90, se reconectó con nuevas audiencias gracias a su versión de “I Can See Clearly Now” para la película Cool Runnings. Su vigencia nunca dependió de la nostalgia: se sostuvo en su inquietud artística permanente.
Durante más de medio siglo, Cliff encarnó un humanismo profundo: una visión de la música como herramienta de identidad, dignidad y emancipación. No fue un activista de discursos encendidos, pero sí un artista atravesado por la conciencia diaspórica, la crítica social y la celebración luminosa de la resiliencia caribeña.






