Arquitectura, música, diseño y baile: una experiencia única en el Timoteo Navarro

Serán los miembros de la Compañía de Danza Contemporánea quienes mostrarán las prendas elaboradas en la carrera de Indumentaria Textil.

EN PLENO ENSAYO. Los bailarines se mueven entre las columnas del Museo de Bellas Artes. Martín Piliponsky es uno de los responsables de la puesta. EN PLENO ENSAYO. Los bailarines se mueven entre las columnas del Museo de Bellas Artes. Martín Piliponsky es uno de los responsables de la puesta.

El Museo Provincial de Bellas Artes Timoteo Navarro será esta noche el punto de encuentro entre disciplinas que rara vez confluyen en un mismo escenario con semejante intensidad. Bajo el título “Cuerpos en obra”, la Compañía de Danza Contemporánea del Ente Cultural y los Talleres de la Tecnicatura Universitaria en Diseño de Indumentaria y Textil (FAU-UNT) presentan una experiencia performática que desborda la noción tradicional de desfile. El acceso será libre y gratuito, desde las 21, con cupo limitado por orden de llegada.

El evento se gestó durante varios meses y movilizó a un equipo de casi 80 personas, entre 45 estudiantes, 18 bailarines, docentes de los tres niveles de la tecnicatura y el diseñador sonoro Ale Tom, quien construyó un paisaje auditivo pensado como un tejido que envuelve al público. La propuesta invita a recorrer las múltiples maneras en que el cuerpo, la prenda, el sonido y el edificio pueden revelar su condición mutable cuando entran en diálogo.

“Indumentaria, danza, música y arquitectura dialogan en el museo: cuerpos que habitan y danzan al ritmo del espacio sonoro. Las telas se vuelven gesto; los muros, pieles que vibran”, señalan desde la organización. Esa definición funciona como brújula de una puesta que entiende a las artes como formas de habitar y que, por una noche, desdibujará los límites entre lo que se viste y lo que se vive.

Protagonistas

La Tecnicatura en Diseño de Indumentaria -cuyo equipo docente está integrado por Alejandra Mizrahi, Guadalupe Rearte, Victoria Castillo, Fernanda Villagra Serra, María del Milagro Guaymas Ocampo, Sofía Fuhr, Belén Páez, Delfina Amenábar y Camila Pereyra- aporta al desfile una diversidad de enfoques que expresan el recorrido de los estudiantes desde el primer contacto con los textiles hasta la consolidación de una voz propia.

“HABITAR”. Esa es la consigna de este desfile, en el que se confluyen distintas ramas del arte tucumano. “HABITAR”. Esa es la consigna de este desfile, en el que se confluyen distintas ramas del arte tucumano.

“En el desfile vamos a ver resultados de trabajos prácticos que abordan temáticas actuales: cómo la indumentaria plantea el género, su vínculo con la artesanía, y también tesis y proyectos finales que ya no se anclan en un único sentido, sino que se vuelven más complejos y diversos”, destacá Mizrahi. Su explicación subraya que la formación no se limita a enseñar calce y confección, ya que apunta a pensar la prenda como un discurso, como un instrumento capaz de interrogar no sólo el cuerpo, sino también la cultura.

Uno de los ejes fuertes es la indumentaria transformable, donde una pieza puede modificarse, mutar o desplegar usos inesperados. “Es algo que trabajamos mucho -dice Mizrahi-. Hay una etapa que llamamos sintaxis, donde exploramos todas las posibilidades de la indumentaria. Es un juego, pero también una metodología para entender cómo una prenda se relaciona con el cuerpo”.

En paralelo, Belén Páez detalla cómo avanzan los talleres a lo largo de la formación. “Al principio es un contacto más lúdico con la materia. Pero a medida que avanzan, empiezan a alejarse de lo comercial y a construir propuestas que tienen un sello propio -sostiene la docente-. Analizamos prendas comerciales, las desarmamos, tomamos elementos característicos y los reversionamos para generar miradas personales”.

Páez destaca un componente clave del proceso, como es la construcción del look total: “hablamos mucho de cómo cada persona arma su sintaxis visual, cómo combina, cómo decide qué destacar. Es una reflexión sobre el vestir como lenguaje”.

Componentes claves

La identidad tucumana también tiene un espacio central en el desfile, según subraya María Guaymas Ocampo. “Vamos desde lo primitivo del primer año, donde los estudiantes se encuentran con los materiales, hasta el segundo, donde ven la manufactura y la producción en serie -explica-. Pero lo más importante es el vínculo con la artesanía local. Trabajamos con técnicas como el pelero y la randa, que tienen un significado profundo para la provincia”.

EXPOSITORES. La carrera se dicta en la Facultad de Arquitectura (UNT). EXPOSITORES. La carrera se dicta en la Facultad de Arquitectura (UNT).

Para Campos, incorporar artesanos y técnicas tradicionales no es sólo un gesto estético, sino una forma de reconocer la historia textil local. “Queremos que se sepa quiénes están detrás de esas artesanías -apunta-. Mostrar esas prendas en un museo tiene que ver con darles un lugar majestuoso, de valor cultural. En los niveles superiores, cada estudiante expone una personalidad propia, pero siempre con respeto por lo que el territorio nos ofrece”. Desde esta perspectiva, el desfile no solo exhibe prendas, ya que celebra un saber que se transmite de generación en generación.

La mirada de los estudiantes, en tanto, implica identidad, riesgo y descubrimiento. Por ejemplo, Aldana Assad presentará un recorrido completo desde primer a tercer año, ya que el proyecto le permitió articular distintos lenguajes textiles.

“Mis prototipos van desde tejido, artesanía y deportivo hasta transformable -cuenta Assad-. Mi esencia está en la artesanía, especialmente cuando trabajamos tejido autóctono. Usamos pelero y denim para explorar lo dinámico y lo estático, y sumamos randa como terminación. Queríamos explotar lo autóctono y llevarlo a lo industrial”.

Otro estudiante, Armando Arenas Ramírez, destaca todo lo referido a la reinterpretación. “Es muy interesante ver cómo el bailarín toma una prenda sin saber la historia del trabajo y la exhibe de otra manera”, comenta. Siente que la carrera le abrió la mirada: “me sacó de la estructura. Aprendí habilidades que no imaginaba. El trabajo con lo transformable fue clave, cambiar la morfología de una prenda te permite ver el diseño desde otro punto de vista”. Ambas experiencias revelan cómo la formación técnica se convierte en un proceso personal, donde la indumentaria se vuelve una herramienta para pensar el mundo y a sí mismos.

En acción

Mientras los talleres trabajan sobre la prenda, la Compañía de Danza Contemporánea ensaya la interacción con esas piezas. Su director, Martín Piliponsky, pone el foco en la idea de comunidad. “Me gusta esta idea de ubicarnos a la par. Cuando uno se ubica a la par aparece una imagen más potente que la individualidad. Entonces lo que van a ver es una sucesión de capas de artistas, energías y creatividad que se unen”, anticipa Piliponsky, insistiendo en que lo presentado no será un espectáculo tradicional.

“No es entretenimiento ni es sólo un desfile de moda. Es la intención de repensarnos en cómo habitar la danza y la indumentaria. El valor es simbólico y concreto. El bailarín no representa, sino que es vestido y por ende es transformado. Lo performático es eso, construirse vivo”, indica Piliponsky, y de allí que destaque la libertad interpretativa de los bailarines: “No bajé personajes -enfatiza-. El desafío es sentir el espacio, la luz, la música y la prenda para mutar y evolucionar”. Esa apertura convierte cada pasada en un acontecimiento único e irrepetible.

Cuestiones de fondo

El concepto de habitar atraviesa toda la iniciativa. “Queremos romper la idea de desfile donde todo pasa rápido -comenta Páez-. Buscamos que el público viva la experiencia de habitar la prenda con nosotros, aunque sea a través del bailarín. Arquitectura, música, diseño y danza se unifican para mostrar una forma de habitar”.

Según Mizrahi, esa mirada trasciende la moda como tendencia. “Una prenda bien hecha no pertenece a una temporada -advierte-. Es algo que cobra vida cuando la persona que la usa decide qué destacar. Lo que hacemos en la tecnicatura va más allá de la moda y cuestiona la idea de consumo inmediato”.

“Cuerpos en obra” propone, en definitiva, una noche donde el museo se convierte en un organismo vivo. Las telas se vuelven gesto, los cuerpos se hacen arquitectura, los muros vibran con el sonido y las artesanías recuperan su voz. Un encuentro donde el arte no solo se exhibe; se habita.

Esa es la intención de la encargada del Timoteo Navarro, Sol Rodríguez Díaz, en el marco de una gestión complejizada por las obras de refacción que desde hace largo tiempo se desarrollan en el museo. “La idea es que la comunidad artística de Tucumán se integre y ocupe estos espacios que están en obra”, sostiene.

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