Robots, vacas e inteligencia artificial: así funciona el tambo más alto del mundo, en Tafí del Valle

A 2.800 metros de altura, en La Bolsa, un emprendimiento familiar combina tecnología de punta, turismo y tradición quesera.

11 Noviembre 2025

En los valles tucumanos, donde la altura desafía la lógica de la producción agropecuaria, un grupo de vacas se ordeña… solas. Lo hacen cuando quieren, guiadas por un chip en la oreja y un sistema robótico que mide, calcula y predice cuánta leche darán. No es ciencia ficción: es el tambo más alto del mundo, ubicado a 2.800 metros sobre el nivel del mar, en Tafí del Valle.

El proyecto pertenece al empresario Sebastián Murga, quien lidera junto a su familia una iniciativa que une tecnología, innovación, turismo y tradición quesera. “Este es el único tambo robotizado del mundo a esa altura”, explica a LA GACETA. “El desafío fue adaptar los equipos a la presión y las condiciones del lugar. Los fabricantes suecos nos confirmaron que no hay antecedentes”, agrega.

El establecimiento está en la localidad de La Bolsa, a 14 kilómetros de Tafí del Valle, camino a Cafayate. Murga cuenta que la historia comenzó en 2007, cuando instalaron el primer tambo en Tucumán, y que recién en 2017 trasladaron toda la estructura a los valles. “Hace dos meses pusimos en marcha la robotización. Las vacas viven en un sistema estabulado, bajo techo, donde tienen confort y protección del frío y del barro. Cada una tiene un chip que la dirige voluntariamente hacia el robot cuando quiere ordeñarse”, detalla.

El chip que piensa por la vaca

El sistema es completamente voluntario y automatizado; las vacas deciden cuándo entrar al ordeñe, y la máquina reconoce a cada una. “Antes ordeñábamos dos veces por día. Ahora hay vacas que se ordeñan hasta cinco veces diarias, según su necesidad. A mayor estimulación, más producción”.

Pero lo más sorprendente llega con la inteligencia artificial aplicada al proceso. “El robot puede anticiparse a la información: cuando la vaca entra, ya sabe cuánta leche va a dar e incluso cuánto producirá cada una de las cuatro partes de la ubre”, relata el empresario. “Esa precisión mejora el rendimiento y la calidad del producto”.

Tecnología con raíces locales

Contrario a la idea de que la robotización reemplaza mano de obra, el tambo de Murga emplea trabajadores de Tafí del Valle. “El robot no disminuye el personal; exige otra forma de trabajar. La gente del valle se adaptó perfectamente a este nuevo nivel de exigencia”, aclara en LG Play.

Además, el emprendimiento combina la producción lechera con la actividad turística. “Estamos aprendiendo del turismo. El lugar es espectacular y la gente puede venir a ver cómo funciona todo: el ordeñe, los robots, los terneros. Las 24 horas hay actividad. Queremos que el visitante viva la experiencia”.

En el mismo predio funciona una fábrica de quesos que elabora mozarella, quesillo y el tradicional queso tafinisto, el primero en la historia argentina. “El queso de Tafí tiene raíces jesuíticas. Nosotros producimos con la misma inspiración, pero con tecnología del siglo XXI”, resume.

Una empresa familiar que mira al futuro

El proyecto también refleja un relevo generacional dentro de la familia Murga. “Mi hijo Sebastián es quien lidera toda la parte tecnológica. Esta generación tiene otra cabeza: se anima a lo desconocido. A mí me toca acompañar, aceptar decisiones nuevas y aprender con ellos”, cuenta.

Sebastián y Sofía, y su hijo, los dueños del Tambo Señora Sofía Sebastián y Sofía, y su hijo, los dueños del Tambo Señora Sofía

El próximo paso es profundizar la vinculación con el turismo y la gastronomía. “La imaginación no tiene límites: podemos producir para el mercado local, para restaurantes o para visitantes que quieren conocer el proceso. Estamos explorando todo eso”.

Con una producción promedio de 60 litros de leche por vaca al día, el tambo más alto del mundo no solo desafía las leyes de la naturaleza: también demuestra que la inteligencia artificial y la tradición rural pueden convivir en perfecta armonía.

“El futuro del campo está acá, en la combinación de la tecnología con las raíces familiares y el trabajo local”, concluye Murga.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios