Uno de cada diez jóvenes egresa de la universidad en el país, según Argentinos por la Educación

El informe revela que sólo el 10% de los chicos de entre 25 y 30 años tiene título universitario. ¿Qué hay detrás de esto? Desigualdad, exigencias laborales y modelos educativos que no se actualizan.

LA SITUACIÓN DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS. El informe de Argentinos por la Educación revela que apenas el 10% de quienes tienen entre 25 y 30 años logró graduarse. / ARCHIVO LA GACETA LA SITUACIÓN DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS. El informe de Argentinos por la Educación revela que apenas el 10% de quienes tienen entre 25 y 30 años logró graduarse. / ARCHIVO LA GACETA
11 Noviembre 2025

Apenas uno de cada diez argentinos de entre 25 y 30 años logra terminar una carrera universitaria. El dato, que forma parte de un informe nacional sobre trayectoria educativa, pone en evidencia un fenómeno que atraviesa a las nuevas generaciones: el deseo de estudiar no siempre alcanza para llegar a la meta de obtener una profesión.

El estudio realizado por Argentinos por la Educación a partir de datos del Indec muestra que mientras crece la cantidad de jóvenes que terminan el secundario, la proporción que accede a un título universitario se mantiene estancada en torno al 9% desde hace una década. La brecha es más marcada entre quienes provienen de hogares con menores recursos: cuatro de cada diez estudiantes de sectores populares no completan el nivel medio.

ESTADÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN. Las razones detrás del número: exigencias laborales, carreras desactualizadas y una educación que no se adapta al presente. / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN ESTADÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN. Las razones detrás del número: exigencias laborales, carreras desactualizadas y una educación que no se adapta al presente. / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN
NÚMEROS QUE HABLAN. Estas son las diferencias según género. / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN NÚMEROS QUE HABLAN. Estas son las diferencias según género. / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN

Las razones detrás de los números

Los especialistas señalan que las causas son múltiples. Muchas veces, la necesidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo dificulta la posibilidad de sostener una carrera universitaria, especialmente cuando las facultades no ofrecen horarios flexibles o programas adaptados a esa realidad.

A esto se suman los cambios en el mercado laboral y las nuevas concepciones sobre el aprendizaje. Hoy muchos jóvenes prefieren formaciones más cortas, como tecnicaturas o certificaciones que les permitan una salida laboral inmediata. Las universidades, en respuesta, comienzan a revisar sus programas, y a ofrecer títulos intermedios o prácticas profesionales tempranas para vincular el estudio con el trabajo.

Pese a la baja cantidad de egresados, los expertos destacan que pasar por la universidad, aunque no se obtenga el título, sigue siendo valioso. Además, en un mercado que valora cada vez más las habilidades blandas —como la comunicación, la adaptación y el trabajo en equipo—, muchos jóvenes encuentran caminos alternativos de aprendizaje.

El desafío, coinciden los especialistas, pasa por garantizar condiciones reales de acceso y permanencia para todos los estudiantes. En un contexto de desigualdad y alta inestabilidad económica, pensar una educación superior más flexible, inclusiva y actualizada podría ser clave para que “querer” estudiar no sea un privilegio, sino una posibilidad concreta.

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