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Indonesia declaró este lunes héroe nacional al ex dictador Suharto, una decisión que provocó la indignación de sobrevivientes de su régimen y de organizaciones de derechos humanos, que denunciaron que el homenaje intenta blanquear décadas de abusos y corrupción cometidos durante sus 32 años en el poder.
Suharto, que gobernó Indonesia entre 1966 y 1998, fue aliado de Estados Unidos durante la Guerra Fría y mantuvo un régimen autoritario en el que, según diversas estimaciones, hasta un millón de opositores políticos fueron asesinados. Fue derrocado tras una ola de protestas en 1998, durante la crisis financiera asiática, y murió en 2008 sin haber enfrentado juicio.
El reconocimiento fue anunciado en una ceremonia televisada desde el palacio presidencial de Yakarta, presidida por el actual mandatario Prabowo Subianto, con motivo del Día del Héroe Nacional. En total, diez figuras recibieron el título, entre ellas también el ex presidente Abdurrahman Wahid, quien derogó muchas de las leyes represivas del régimen de Suharto, y la activista laboral Marsinah, asesinada en 1993 tras un altercado con militares.
El ministro de Cultura, Fadli Zon, justificó el nombramiento de Suharto al afirmar que el exmandatario “desempeñó un papel fundamental” en la lucha por la independencia frente al dominio colonial neerlandés y destacó su liderazgo militar en la toma de control de Papúa Occidental. Zon también atribuyó a Suharto el mérito de haber aliviado la pobreza, controlado la inflación y sofocado un levantamiento comunista, al tiempo que desestimó como “infundadas” las denuncias de corrupción y violaciones de derechos humanos.
Vínculos con el actual presidente
El presidente Prabowo mantiene estrechos lazos personales y políticos con Suharto. Bajo su gobierno, Prabowo ascendió en las filas de una unidad de fuerzas especiales acusada de graves violaciones a los derechos humanos y estuvo casado con Siti Hediati Hariyadi, hija del dictador, entre 1983 y 1998. Durante años, él y otros oficiales tuvieron prohibido viajar a Estados Unidos, sanción que se levantó recién en 2020, cuando ejercía como ministro de Defensa.
Prabowo no hizo declaraciones públicas tras la ceremonia que reavivó uno de los debates más sensibles de la historia moderna del país.
Un legado de represión y muerte
Durante su régimen, Suharto consolidó su poder a través de un control militar absoluto, desplegando soldados en cada aldea y reprimiendo cualquier disidencia. Organismos internacionales, incluida la ONU, estiman que entre 300.000 y 800.000 personas fueron detenidas y ejecutadas entre 1965 y 1966 durante su ascenso al poder, en el marco de una campaña anticomunista.
En las tres décadas siguientes, otras 300.000 personas fueron asesinadas, desaparecieron o murieron de hambre en las regiones separatistas de Timor Oriental, Aceh y Papúa, según reportes de organizaciones humanitarias.
“Un insulto a las víctimas”
La designación desató una ola de indignación entre los sobrevivientes del régimen. Bedjo Untung, presidente de la Fundación para la Investigación de las Víctimas de la Masacre de 1965, dijo sentirse “conmocionado, decepcionado y enojado” por la decisión.
Untung, quien fue encarcelado y torturado entre 1970 y 1979 tras ser acusado sin pruebas de pertenecer al Partido Comunista de Indonesia, denunció que su familia sufrió años de discriminación por esos supuestos vínculos. “Es profundamente injusto; aún vivimos con el sufrimiento hasta el día de hoy”, afirmó.
Un debate que divide a Indonesia
Desde 2010, la figura de Suharto ha sido propuesta en múltiples ocasiones para recibir el título de héroe nacional, pero los gobiernos anteriores evitaron aprobarlo debido a la polémica y el rechazo social.
El ministro secretario de Estado, Prasetyo Hadi, explicó que los candidatos fueron recomendados por el Parlamento tras un “análisis exhaustivo” del comité nacional de evaluación de héroes y de organizaciones sociales. “Esto forma parte de nuestro respeto por nuestros predecesores, especialmente por nuestros líderes, quienes sin duda prestaron un servicio extraordinario a la nación”, declaró.
Sin embargo, para Jaleswari Pramodhawardani, analista sénior de políticas en Laboratorium Indonesia 2045, esta designación supone una grave distorsión de la memoria histórica. “Otorgar el título de héroe nacional al artífice de las más graves violaciones de derechos humanos equivale a perdonar de facto la violencia estatal, paralizando para siempre la búsqueda de justicia para innumerables víctimas”, escribió.
El homenaje a Suharto, a quien muchos recuerdan como símbolo de represión y autoritarismo, vuelve a abrir heridas profundas en Indonesia y plantea un interrogante sobre el rumbo de su democracia: cómo reconciliar el respeto a la historia con el compromiso con la verdad y la justicia.






