Después de varias semanas de silencio, Darío Sand volvió a hablar. El arquero y referente de San Martín eligió esperar, dejar pasar la tormenta antes de dar su palabra. “Desde el dolor entendí que no era el momento para hablar”, dijo, en un gesto que lo pinta de cuerpo entero: prudente, respetuoso y consciente del contexto.
El final de la temporada fue duro para todos en La Ciudadela. La eliminación dejó heridas abiertas y también una sensación general de agotamiento. A eso se sumó el cimbronazo institucional que significaron las renuncias en la dirigencia y la convocatoria a elecciones. En ese escenario, el regreso a los entrenamientos no trajo alivio, sino más dudas. “Nos presentamos a entrenar, pero hay una incertidumbre grande sobre cómo se va a seguir. Por ahora, hay que estar tranquilos y entrenarse bien para lo que venga”, resumió el arquero.
Un regreso entre dudas
El plantel volvió al trabajo en medio de la transición política del club. No hay certezas sobre la continuidad del cuerpo técnico ni sobre la planificación para 2026. Sand, como capitán, reconoce que el grupo lo vive con calma, pero también con la ansiedad lógica de no saber qué pasará. “Se habló poco y nada porque es lo que se sabe: no hay muchas certezas. Tenemos que ir día a día, esperar hasta que se hagan las elección y ver cómo se sigue”, explicó.
En un vestuario golpeado, Sand se mantiene como una voz de equilibrio. Desde su llegada en 2021, el correntino de 37 años se transformó en uno de los pilares de San Martín. Fue titular indiscutido, referente dentro y fuera de la cancha, y uno de los pocos jugadores a los que el hincha identifica con compromiso genuino. Su figura encarna algo poco habitual en los tiempos de recambio constante del fútbol argentino: continuidad, liderazgo y afecto popular.
“Lo tomo con tristeza”
Las últimas semanas también lo atravesaron en lo emocional. La crisis institucional lo afectó, no solo como profesional, sino como alguien que siente pertenencia. “Es un momento difícil para todos. Yo siempre decía que en esto teníamos que estar todos juntos, y la dirigencia era parte nuestra. Lo tomo con tristeza, porque me parece que han hecho muchas cosas buenas. Futbolísticamente no nos acompañó, y dan un paso al costado”, expresó.
El arquero lamentó no haber podido hablar con los dirigentes salientes antes de la decisión. “No se sabe bien tampoco el por qué, no está claro. Todavía no pude hablar con ellos, pero siento tristeza porque son personas de bien, gente que conozco y valoro”, añadió.
En esas palabras, Sand deja ver una preocupación más profunda: la del sentido de proyecto, la de un club que necesita reencontrar rumbo y unidad. “Siempre lo dije: esto tiene que ser todos juntos, porque el aliento de la gente para nosotros es muy importante. Ojalá podamos armar un lindo proyecto”, señaló.
Entre la espera y el deseo
A diferencia de muchos de sus compañeros, Sand tiene contrato vigente. Sin embargo, no da nada por seguro. “Obviamente que lo tomo con tranquilidad, porque uno tampoco sabe. Si bien tengo contrato, puede ser que la dirigencia que venga no quiera que yo esté, o que si hay un cambio de técnico, no me tengan en cuenta. Entonces veremos qué ocurre”, reconoció.
Detrás de esa cautela hay una voluntad silenciosa de seguir. Sand no lo dice con énfasis, pero se le escapa entre líneas: quiere quedarse. “Me siento fortalecido por la experiencia. Todo lo que pasó tiene que servirnos. Me va a servir a mí para tratar de darle más cosas al equipo, más cosas al club. Y si me toca quedarme, será con mucha fuerza”, afirmó.
En cuatro temporadas con la camiseta de San Martín, el arquero disputó más de 100 partidos oficiales, fue figura en series decisivas y, pese a los altibajos deportivos, se mantuvo siempre entre los preferidos del público. Su regularidad, su perfil bajo y su identificación con el club lo colocaron en un lugar que pocos alcanzan: el del respeto sincero.
El mensaje al hincha
En el tramo final de la charla, Sand dejó un mensaje para la gente, con el mismo tono de serenidad que atraviesa toda la entrevista. “Seguramente, con el cambio de la dirigencia, la gente se va a volver a contagiar. Eso es bueno, porque necesitamos de todos. Ojalá que se pueda reconstruir algo lindo”, expresó.
En tiempos de incertidumbre, sus palabras suenan como una invitación a la calma y a la esperanza. Mientras el club atraviesa un proceso clave para definir su futuro, el arquero se mantiene firme en su lugar: entrenando, esperando, acompañando.
Darío Sand sabe que en el fútbol nada está garantizado, pero también sabe que hay vínculos que trascienden los resultados. El suyo con San Martín, construido con profesionalismo y entrega, es uno de ellos. Por eso, cuando se lo escucha hablar, se percibe algo más que cautela. Se percibe la voz de alguien que, aun sin decirlo de manera directa, quiere seguir siendo parte del próximo San Martín.







